Madrid

Colarse en discotecas supone un objetivo fácil para los menores de edad

Imagen del Madrid Arena la noche de Halloween.
EFE

La tragedia de Halloween que ha conmocionado esta semana Madrid ha sacado a la luz, una vez más, las ilegalidades que pueden llegar a cometerse durante la noche en los locales de ocio de jóvenes, donde acuden algunos menores de edad que intentan, y consiguen, como se ha visto en el Madrid Arena desgraciadamente, "colarse".

Los menores de 18 años saben bien que hay varias fórmulas que funcionan para entrar en una discoteca sin la edad mínima requerida, tal y como han explicado a EFE un chico y una chica que acaban de llegar a la mayoría de edad.

Por contra, los expertos en seguridad han defendido la existencia de "un protocolo" que puede evitarlo.

Ignacio R.A., que tiene cierta experiencia en estas prácticas, asegura que hay "varias fórmulas", que van desde la más burda ("saltarse la valla cuando 'el puertas' está distraído") hasta algunas más sofisticadas que requieren pericia de falsificador de fechas y que, dice, son más seguras pero también más complicadas.

En general, según este joven que acaba de cumplir los 18 años, entre las formas más habituales de entrar en las discotecas está la conocida como "botella", que no es otra que formar un grupo grande de mayores y menores de edad mezclados y, si hace falta, "pagar un poco más, para que te dejen pasar sin mirar mucho".

La más utilizada, sin embargo, es la de pasar con un Documento Nacional de Identidad de un amigo mayor de edad. En este caso recomienda lo siguiente: "Primero, que el colega se parezca un poco a ti y, aún más importante, aprenderse los datos del carné con el que vas a entrar. Porque 'flipas' si te preguntan dónde vives o cómo se llaman tus padres... y ¡te quedas en blanco!". "Si superas la prueba (agrega) te ponen un sello en la mano y como ya puedes salir del recinto, pues sales, devuelves el carné a su dueño y pasa tu amigo también. ¡Es fácil!".

Marina S.S. que también acaba de estrenar los 18 años, corrobora puntualmente las declaraciones de Ignacio pero agrega que hay una treta más sofisticada que consiste en "modificar con arte" la fecha de nacimiento en el propio carné de identidad.

"Basta con colocar típex encima de la fecha de nacimiento, rascar un poco y cambiar sobre la mancha los números", agrega.

Además, si "los puertas" piden la documentación, es muy sencillo convencerles con excusas, especialmente los días en los que no hay mucha gente, coinciden ambos.

Con un control adecuado, "nadie se cuela"

Todos estos "trucos" se pueden venir abajo con una seguridad competente, tal y como han destacado dos expertos en vigilancia (prefieren no dar sus nombres ni los de sus empresas) en lugares de gran afluencia.

Los vigilantes son los únicos que deben controlar a las personas que entran desde el punto de vista de la seguridad, por lo que son los que deben evitar la entrada de armas o cualquier objeto punzante.

Para una buena labor, estos profesionales deben situarse en los primeros accesos y calcular que haya uno por cada cien personas de público.

Después, deben cachear y registrar bolsos y mochilas en pocos segundos, asegurarse de que las puertas de emergencia están abiertas y de que entre escenario y público haya un pasillo de seguridad.

Preguntados por cómo evitar la entrada de petardos o bengalas, estos expertos han reconocido que se pueden "esconder en cualquier sitio" y que "es complicado" evitarlo. Estos profesionales han asegurado que el tema de la mayoría de edad de los asistentes puede ser controlado por otro tipo de personal contratado. Como en todo, estos profesionales han subrayado que la seguridad "cuesta dinero" y que, contar con medidas tecnológicas como son los escáneres, ayudarían a una vigilancia total.

"Mucha relajación" en el Madrid Arena

Pero en el caso del Madrid Arena testimonios señalaron que "todo estaba muy relajado".

Lucía G.M. entró en el Madrid Arena sin problemas y sin ninguna revisión: "No me pidieron el DNI, no hubo ningún control en la puerta y, ni siquiera escanearon mi entrada". "Era muy fácil haber pasado con petardos o con lo que quisieras. Y no era porque hubiera colas. Simplemente no lo miraban", agregó.

Otras dos jóvenes, Isabel y Ana Aparicio, aseguran que no fue especial. "No nos pidieron el carné ni esta noche ni ninguna de las anteriores que hemos ido al Madrid Arena".