Un crucero diferente: navegando por aguas de la Antártida

  • El MS Fram permite hacer un viaje de exploración de 10 días por la Antártida.
  • Se desembarca en lugares como la Isla Media Luna, Bahía Wilhelmina, la Isla Cuverville, Yankee Harbour, Andvor Bay o Bahía Paraíso.
  • Se prepara al pasajero para que el impacto en el ecosistema sea casi nulo.
Una panorámica de la Isla de Webb, en la Antártida.
Una panorámica de la Isla de Webb, en la Antártida.
WIKIPEDIA/Vincent van Zeijst
Una panorámica de la Isla de Webb, en la Antártida.

La Antártida es el lugar más frío del mundo, el desierto más seco, la meseta más alta, el hielo más extenso y el continente más aislado. Los humanos nunca pisaron sus costas hasta 1819, nunca colonizaron sus playas y nunca conquistaron su paisaje. No existe un lugar más salvaje que la Antártida. Ni tampoco un lugar más puro.

Y sin embargo a muchos turistas –¿o en este caso solo vale la palabra viajero?– les atrae la posibilidad de conocer tan singular destino. Hoy es posible descubrir el último territorio virgen de la Tierra a bordo de un barco con todas las comodidades.

Se trata del moderno MS Fram, un crucero de exploración de la compañía Hurtigruten, que ofrece la posibilidad de conocer la Antártida, el séptimo continente, en un viaje de exploración de 10 días por la Península (con salida 29 noviembre 2012, 8 diciembre 2012, 2 enero 2013, 11 enero 2013 y 13 febrero 2013).

El viaje en el MS Fram lleva a través de las aguas del Pasaje de Drake hasta el extraordinario paisaje alpino y glaciar de la Península Antártica donde descubrirá restos de grandes expediciones de la Época Heroica, bases científicas que han marcado la historia de la ciencia contemporánea, animales salvajes sin ningún temor a los humanos y enormes icebergs de formas maravillosas. Todo ello acompañado de la sensación que provoca el navegar más allá de la última frontera del planeta.

Si las condiciones de hielo y el tiempo lo permiten, se podrá navegar a través del Estrecho Antártico camino del Golfo Erebus y Terror, la puerta de entrada al mar de Weddell. Durante la travesía por los estrechos de Bransfield y Gerlache se podrá desembarcar en lugares como la Isla Media Luna, Bahía Wilhelmina, la Isla Cuverville, Yankee Harbour, Andvor Bay o Bahía Paraíso.

El Tratado de la Antártida ha convertido este territorio en un área sin actividad militar y sujeta a un régimen administrativo muy singular. La actividad turística puede incluso ayudar a preservar el medioambiente. Este objetivo se alcanza mediante el programa educacional a bordo que prepara a los pasajeros para disfrutar de esta experiencia única causando un impacto prácticamente nulo en el ecosistema de este vasto territorio.

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