La joven activista Malala ya se tiene en pie y se comunica por escrito con los médicos
- Fue premiada por su campaña, desde que tenía once años, a favor del acceso de las niñas a la educación en su región.
- Malala resultó herida hace una semana junto a dos compañeras de escuela tras ser tiroteadas en su región natal, el norteño valle paquistaní de Swat.
- Recibió el año pasado el Premio Nacional de la Paz por su defensa de los derechos humanos frente a los ataques de los integristas talibanes.
La joven paquistaní Malala Yousufzai ya se tiene en pie con ayuda, y se comunica por escrito y de manera "coherente" con los médicos, según informaron este viernes los facultativos que la atienden en Reino Unido de las heridas causadas el pasado 9 de octubre por los disparos de los talibán en represalia por su defensa del derecho a la escolarización femenina.
Los médicos del hospital Reina Isabel de Birmingham, donde se encuentra ingresada desde el pasado día 15, han precisado, no obstante, que la joven, de entre 14 y 15 años, todavía presenta síntomas de infección provocados por las heridas de bala en su cabeza y en su hombro. Ninguno de los daños es irreversible, pero "el peligro todavía no ha pasado", según informó el director del hospital, Dave Rosser.
"Hay cierto daño físico en el cerebro por la bala que entró en su cabeza", según Rosser, "pero Malala parece operar bien en términos intelectuales". "Está estabilizada", añadió un comunicado del hospital.
La joven no puede hablar por la traqueotomía a la que fue sometida, pero es capaz de escribir, y ha atendido una llamada de teléfono de su padre, que se encuentra en Pakistán, tal y como informó el director del hospital en comentarios recogidos por la cadena CNN.
Yusufzai recibió el año pasado el Premio Nacional de la Paz por su defensa de los derechos humanos frente a los ataques de los integristas talibanes que dominaron el valle del Swat hasta una ofensiva militar de 2009. Malala y su familia desafiaron la prohibición impuesta por los insurgentes para impedir que las niñas acudieran a la escuela, y ella decidió además buscar una forma de contar lo que estaba viviendo.
La niña arriesgó su vida al poner en marcha un blog —bajo el seudónimo de Gul Makai— para desvelar las atrocidades cometidas por los insurgentes, lo cual le valió amenazas de muerte de los integristas locales. Tras ser conocida su verdadera identidad, el caso de Malala tuvo amplia repercusión en medios internacionales.