24 horas en el centro de Madrid, un lugar de encuentro

  • La escapada empieza en el Triángulo del Arte (Reina Sofía, Prado y Thyssen).
  • La ruta más castiza nos lleva a la Plaza Mayor y al Arco de Cuchilleros.
  • Cañitas y para comer, huevos rotos, callos o un bocadillo de calamares.
La Puerta del Sol de Madrid, con la Real Casa de Correos, sede del gobierno regional a la izquierda.
La Puerta del Sol de Madrid, con la Real Casa de Correos, sede del gobierno regional a la izquierda.
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La Puerta del Sol de Madrid, con la Real Casa de Correos, sede del gobierno regional a la izquierda.

Cosmopolita, vital, monumental, divertida, tradicional, moderna; Madrid es todo eso y mucho más. Por eso sigue siendo y será un destino obligado para todo buen viajero. Veinticuatro horas no serán suficientes para conocer a fondo la ciudad, pero sí para abrir boca y pensar en volver.

Primera mañana

10.00 h - Arte con mayúsculas: el Triángulo del Arte

Hay una gran variedad, cantidad y calidad en el arte de Madrid, y aunque solo pasemos cuarenta y ocho horas en la ciudad, no podemos irnos sin haber pisado alguno de los mejores museos del mundo.

Podríamos empezar nuestra escapada madrileña acercándonos al Triángulo del Arte (Reina Sofía, Prado y Thyssen). Dado que visitarlos todos nos será imposible, concentrémonos, para esta primera visita, en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.

Dentro de este museo, todo es fantástico, pero debemos tener en cuenta que no nos podemos perder, como mínimo, la segunda planta. Allí encontraremos el Guernica de Picasso y una estupenda colección de cuadros de Dalí.

Y aunque salgamos con un buen montón de imágenes en la cabeza, debemos acordarnos de contemplar los impresionantes ascensores de cristal y el conjunto del edificio, obra de los arquitectos José de Hermosilla y Francesco Sabatini.

12.00 h - Por el Barrio de las Letras

Tras visitar el Reina Sofía, estaría bien perdernos por el Barrio de Las Letras (situado a escasos cinco minutos de allí) y respirar el Madrid más intelectual y literario. En sus calles vivieron algunas de las figuras más relevantes del Siglo de Oro español, como Quevedo, Góngora o Lope de Vega. También tenían su sede en la zona varios de los corrales de comedias de aquella época, de los que ya solo queda el recuerdo.

Si finalmente dimos buena cuenta del museo y necesitamos un respiro, podemos sentarnos en alguna de las terrazas de la plaza de Santa Ana, desde la que veremos la fachada del Teatro Español (uno de esos antiguos corrales de comedias).

Otra opción es disfrutar de una cañita en la calle Huertas, llamada así por la existencia de huertas hasta el siglo XVI. En esta calle, deberemos ir mirando al suelo, de lo contrario nos perderemos una de las curiosidades de este lugar: la calzada está cubierta de citas en prosa y en verso de autores como Cervantes o Calderón de la Barca.

Si las piernas responden, sigamos caminando que hay mucho por ver y disfrutar. En esta calle, nos toparemos con una gran variedad de tiendas que van de lo más tradicional a lo más vanguardista. Antes de comer, podríamos acercarnos también al número 87 de la calle Atocha. Allí se encontraba la imprenta de Juan de la Cuesta, donde se hizo la primera edición de la primera parte de Don Quijote de La Mancha en 1604, como recuerda una placa conmemorativa en el lugar.

Primera tarde

14.00 h - Cañas y tapeo

Aprovechando que estamos en un barrio donde hay de todo, lo más sensato sería buscar un buen sitio y quedarnos a comer. Si queremos ir de tapeo, solo tenemos que dejarnos caer por la plaza Cánovas del Castillo y entrar en el Estado Puro, donde encontraremos tapas tradicionales de diseño y unas buenas cañas bien tiradas.

Si en cambio preferimos sentarnos tranquilamente y disfrutar de un ambiente más recogido, podemos probar en La Vaca Verónica (Moratín, 38) donde nos encandilarán con una carta sin pretensiones pero llena de platos deliciosos, en especial las mollejas de ternera.

Para rematar la comida, podríamos ir a la plaza del Ángel y tomarnos un café en el Café Central; un lugar mítico donde llevan más de veinte años realizando un concierto de jazz diario. Nunca han fallado y la calidad de los músicos es excelente.

16.00 h - Un "retiro" obligado

Para afrontar lo que nos queda del día, nada mejor que tomárnoslo con calma y darnos un paseíto por el El Retiro, donde podremos ver una de las pocas estatuas dedicadas al diablo que hay en el mundo. Es la Fuente del ángel caído, obra del escultor Ricardo Bellver. La imagen representa el momento en que Lucifer es expulsado del paraíso y condenado al infierno, con una serpiente enroscada alrededor de su cuello.

En nuestro paseo por el parque será imposible no reparar en un edificio muy curioso, el Palacio de Cristal. Fue construido en 1887 con motivo de la Exposición de las Islas Filipinas y está “inspirado” en el famoso Crystal Palace de Londres.

En los alrededores del parque, hay un par de lugares más de visita obligada: uno, en la salida sur, al lado del Paseo del Prado, es la calle Claudio de Moyano, más conocida como la Cuesta de Moyano y famosa por las casetas de venta de libros que están instaladas junto a la verja del Jardín Botánico. El otro es la estación de Atocha; la primera estación ferroviaria de España en trayectos nacionales, cuyo invernadero interior nos dejará boquiabiertos.

18.00 h - La ruta más castiza

Saliendo de El Retiro, cogemos la calle Antonio Maura, la Carrera de San Jerónimo y ponemos rumbo a la plaza Mayor. De camino, disfrutaremos del sabor añejo y castizo de otros siglos, gracias a los tradicionales comercios que venden desde peinetas hasta violetas de caramelo.

Una vez en la Plaza Mayor (donde los domingos se montan tenderetes para coleccionistas de sellos y monedas) no podemos perdernos el Arco de los Cuchilleros. Quizás esta sea la más famosa de las nueve puertas de la plaza. Realizada por Juan de Villanueva, la puerta da acceso a numerosos bares y restaurantes.

Aunque todavía no sea la hora de cenar, valdrá la pena que reparemos en el restaurante el Sobrino de Botín, fundado en 1725. Un restaurante, que más allá de su calidad gastronómica, es  famoso porque figura en el Libro Guinness de récords por ser el restaurante más antiguo del mundo… en activo, lógicamente. Otra opción será probar un típico cocido madrileño en la taberna La Bola o en el restaurante Lhardy, donde encontraremos uno de los mejores cocidos de Madrid.

Antes de cenar, acerquémonos a la famosísima y televisiva Puerta del Sol. Allí encontraremos dos de los símbolos más fotografiados de la ciudad: la placa que marca el kilómetro cero de las carreteras radiales españolas y la estatua de El Oso y el Madroño (escudo de armas de la ciudad).

20.30 h - Descanso en La Latina

El día ha sido largo y provechoso, y sobre nosotros se cierne la imprescindible noche madrileña. Aprovechando que estamos en la parte vieja, quedémonos a cenar en La Latina. Esta zona, animada los siete días de la semana, reúne tal cantidad de sitios que el problema será elegir uno, pero por nombrar algunas opciones, anotemos los nombres de La Posada de la Villa (c/ Almendro, 13), El Viajero (plaza Cebada, 11) o especialmente  el popular Casa Lucio, galardonado con un Sol Repsol, para probar su especialidad, los Huevos de Lucio.

Podemos comer desde unos típicos huevos rotos o unos callos, hasta un buen bocadillo de calamares, apto para los bolsillos más apretados. En cambio, para los paladares más exigentes y economías más desahogadas también encontraremos alternativas de calidad.

23.30 h – Más allá de la "movida" madrileña

Terminada la cena, no podemos acabar el día sin tomarnos unas cañas y disfrutar del Madrid canallesco en lugares como la taberna El Bonanno o La Corolla, donde combinan buen vino con buena música.

Y si no tenemos prisa por ir a dormir, entremos en el Berlín Cabaret; un local donde la diversión está asegurada gracias a las actuaciones de humoristas, magos y cabareteras.

En cambio, si nuestros gustos se acercan a ambientes más sofisticados, solo tendremos que movernos un poco por la ciudad. A esas horas no hay problemas de tráfico y llegaremos rápidamente a los lugares de la gente guapa de Madrid, como el Castellana 88,  Fortuny, El Confidencial, Bisú o Novísimo.

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