Un viaje a fondo por el embrujo y la leyenda de la Alhambra

  • La Alhambra ocupa un sitio entre los veinte monumentos más bellos de la tierra.
  • Lleva al visitante a las 'Mil y una noches' y al esplendor de la antigua Al Andalus.
  • Los Palacios Nazaríes están adornados con espléndidos mosaicos y azulejos.
  • La Alhambra es Patrimonio de la Humanidad y también el jardín del Generalife.
La Alhambra, símbolo del esplendor de la antigua Al Andalus.
La Alhambra, símbolo del esplendor de la antigua Al Andalus.
Miguel Ángel Molina / EFE
La Alhambra, símbolo del esplendor de la antigua Al Andalus.

La belleza de la Alhambra va más allá de ser una de las construcciones más preciosas hechas por el hombre, puesto que sus muros son testigo de un tiempo en que Granada fue una ciudad de sultanes y el centro del occidente islámico. El misterio que envuelve las Mil y una Noches, el esplendor de la antigua Al Andalus, las intrigas de un palacio de sultanes construido para ser un paraíso en la Tierra.

Desde el Mirador de San Nicolás de Granada, millones de ojos de todo el mundo han contemplado esta fortaleza, todo un símbolo del poderío nazarí. Un ambiente casi etéreo envuelve al visitante, que queda eternamente enamorado de esta obra maestra de la arquitectura, declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO.

Paraíso en la Tierra

La Alhambra es un conglomerado de edificios, jardines y patios rectangulares, fuentes frondosas, alamedas y arroyos integrados como una de las más bellas construcciones árabes de todos los tiempos. Lleva al visitante a las 'Mil y una noches' y al esplendor de la antigua Al Andalus.

Los Palacios Reales Nazaríes, residencia del sultán, están adornados con espléndidos mosaicos, yeserías y azulejos que denotan lujo y buen gusto. El objetivo de esta decoración era evocar el Paraíso en la Tierra, idea en la que insisten las inscripciones a lo largo de estos edificios.

También era una fortaleza militar, como atestigua la Alcazaba, el edificio más antiguo del conjunto. Sin embargo el núcleo principal está compuesto por el Palacio de Comares y el Cuarto de los Leones. Entre los patios, el más impresionante es el Señorial Patio de los Leones, sin olvidar el de Arrayanes o el de Mexuar. Destaca también la Cámara de la Sultana o los simbólicos salones de Dos Hermanas, Abencerrajes y el de Embajadores. Y sobre todas estas estancias la Torre de La Vela, afamada por sus preciosas vistas del conjunto.

El Generalife, una noble huerta

En el recorrido por la Alhambra no hay que dejar de aprovechar la visita al Generalife, junto a los Palacios. Se trataba de la residencia de campo del sultán, una huerta para el aprovisionamiento de los palacios y además zona de recreo de la estirpe real. Para su cimentación, el arquitecto Aben Walid Ismail tuvo que efectuar obras importantes como desviar al río Darro por canales hasta este enorme vergel, lleno de fuentes, jardines y magníficas arcadas.

En la entrada al recinto se dispone el Patio de la Acequia y tras sobrepasar su colorida estancia se accede al edificio principal. Este consta de dos cuerpos ubicados en los extremos de un enorme patio, coronado por una alberca. El patio de recreo del Generalife se ubica en la ladera del Cerro del Sol. Este espacio íntimo y ajardinado fue construido en los siglos XIII y XIV y dotado de unas extraordinarias vistas que hoy no son únicamente privilegio de nobles. No podemos descuidar el mágico efecto del agua de sus fuentes y estanques.

Leyendas e intrigas

El embrujo está en sus mosaicos, sus mágicas fuentes, sus patios y jardines, pero también en su historia. La Alhambra esconde leyendas en cada piedra. Durante una fiesta en su alcoba, el sultán ordenó decapitar a toda la familia de los Abencerrajes por un ataque de celos. Según la tradición, el canal que lleva agua hasta la Fuente de los Leones es la sangre derramada de los caballeros asesinados.

También la sala de azulejos de Mexuar, la más antigua de la Alhambra, ha dado lugar a múltiples relatos.  En ella, el sultán se ocultaba tras unas celosías para poder escuchar sin ser visto y desde allí impartía justicia. Siglos más tarde, sus sentencias se reconocen como ecuánimes e imparciales.

La primera maravilla española

La internacionalmente famosa Alhambra ocupa una posición entre las maravillas del mundo como uno de los veinte monumentos más bellos de la tierra. Es también la primera obra española que entra en esta clasificación. El patio de los Leones, el de los Arrayanes o el Mexuar; la Cámara de la Sultana; los salones de Dos Hermanas y el de los Embajadores son sólo algunas estancias de esta obra única en el mundo.

Además de la propia Alhambra, la UNESCO declaró patrimonio de la Humanidad en 1984 la noble huerta del Generalife, con los mágicos efectos de agua de sus fuentes y estanques. Pero buena parte del encanto de la Alhambra está en su entorno. Especialmente, el encantador barrio del Albaicín, que mantiene su estructura medieval de calles enrevesadas desde el siglo XIV.

Para poder contemplar toda la belleza de este conjunto monumental, millones de visitantes de todo el mundo eligen el mirador de San Nicolás, donde la ciudad palaciega parece brotar de la montaña durante la puesta de sol.

Una fortaleza histórica

La historia de la península ibérica no se podría entender sin la influencia musulmana. La Alhambra fue creada como centro político del occidente islámico, de ahí su importancia durante el siglo XV. Esta fortaleza jugó un papel especialmente decisivo durante la Reconquista de 1492.

De hecho, el conflicto se dio por zanjado cuando los reyes de Castilla y Aragón recuperaron la Alhambra. Y tras entregar la llave de la ciudad a los reyes, la madre del rey Boabdil le dijo a su hijo una frase que pasó a formar parte de la historia musulmana “Llora como mujer lo que no has sabido defender como hombre”.

Desde el siglo IX, de cuando datan las primeras informaciones sobre la construcción de la Alhambra, la fortaleza ha vivido anécdotas de cada cambio histórico, entre ellas, la del arrojo de un soldado español que sólo con su valentía evitó que las tropas napoleónicas destruyeran el templo casi por completo. Y es que por su encanto, por sus leyendas y por sus espacios únicos, la Alhambra merece sin duda un capítulo especial en los libros de historia española.

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