Madrid

Las reformas de siete barrios  del centro, en el aire por la crisis

Una calle de Triball, vacía de clientes una tarde de entre semana, pero con los mismos problemas de drogas y prostitución.
JORGE PARÍS

La idea, por aquellos años, parecía buena. El paradigma era Chueca y, el entonces alcalde, Gallardón, pretendía extrapolar el modelo por todo Madrid. Se trataba de reconvertir barrios degradados, pero céntricos, en zonas modernas y turísticas. Pero llegó la crisis, dejando a medias esta transformación. "El Ayuntamiento no tiene dinero, y las empresas privadas que patrocinaban las reformas han dejando a los vecinos con la misma degradación, pero con peores precios", asegura Diego Peris, arquitecto del colectivo de urbanistas Todo por la Praxis. El fracaso de esta metamorfosis se puede ver hasta en siete barrios de la capital tan distintos como Triball o Legazpi.

Reformas fracasadas

Chueca. Hace 20 años, Chueca era una zona marcada por el menudo de drogas. La llegada del maná gay lo cambió todo, pero "las únicas inversiones estos años en el barrio han sido el mercado de San Antón y llenar las plazas de terrazas. Ya no hay yonquis, pero sí botellón", explica Esteban Benito, portavoz de los vecinos.

La Latina. La reforma del Mercado de la Cebada lleva años esperándose y en la plaza de Tirso de Molina, pese a la llegada del Mercado de las Flores, sigue habiendo delincuencia.

Azca. En 2006 se prometió una remodelación integral de la zona que acabaría con sus bajos, nidos de degradación y botellones. Desde entonces la única novedad ha sido la llegada del nuevo Windsor.

Conde Duque. El nuevo Centro Cultural Conde Duque, el motor económico del barrio, arrancó el año pasado a medio gas: "Estamos peor ahora que seis años atrás", dice Chema Rodríguez, dueño del bar El Refugio. Además, su peatonalización se paralizó en marzo.

Lavapiés. La rehabilitación de edificios del Ayuntamiento fue un éxito, pero falta seguridad y limpieza. Ante las redadas  de estos últimos meses, la Delegación del Gobierno puso en marcha en julio un dispositivo de seguridad.

Legazpi. Su cercanía con el Matadero y Madrid Río lo iban a convertir en un barrio cultural, "pero todo quedó a medias". "El transbordador lo esperamos desde 2008, así como la reforma de la plaza", afirma la portavoz de la asociación de vecinos Nudo Sur.

Triball. Las tiendas de ropa de marca (algunas cerradas) conviven con la prostitución y las drogas. "Fue una iniciativa privada que el Ayuntamiento consintió. El objetivo era ganar dinero, no renovar el barrio", asegura Jordi Gordon, portavoz de los vecinos del barrio.

"Deben trabajar todos juntos"

"El problema de la reforma de la almendra central es que no se ha hecho de forma integral. No basta con una rehabilitación arquitectónica o con un plan de dinamización del comercio. Es preciso poner a trabajar a todos los agentes sociales, públicos y privados, para conseguir llegar a buen puerto", explica José Antonio Granero, decano del Colegio de Arquitectos de Madrid.

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