Un paseo de 48 horas por el esplendor romano de Tarragona

  • Es una de las ciudades del mundo (fuera de Italia) donde mejor se aprecia la grandiosidad de la civilización romana.
  • El anfiteatro romano acogía a unos 14.000 espectadores y a la rambla Nova los tarraconenses vienen a pasear, a ver y a ser vistos.
  • El Paseo Arqueológico avanza entre la muralla romana y la medieval y la catedral de Santa María se levanta sobre el antiguo templo de Augusto.
El Anfiteatro romano, el monumento más visitado de Tarragona.
El Anfiteatro romano, el monumento más visitado de Tarragona.
FLICKR/BarcelonaExpedition
El Anfiteatro romano, el monumento más visitado de Tarragona.

Ciudad Patrimonio de la Humanidad por su legado histórico, Tarragona es una de las ciudades del mundo (fuera de Italia) donde podemos apreciar la grandiosidad de la civilización romana. Sus monumentos y construcciones, que nos sorprenden a cada paso que damos, están consideradas de las mejores conservadas del mundo, y eso hay que aprovecharlo. Además, es una ciudad que ha sabido transformarse en una ciudad moderna y acogedora, abierta al mar. En ella es muy difícil sentirse extraño.

Primera mañana

09.00 La maqueta de Tarraco

Empezamos la visita con una curiosidad poco conocida por el viajero y que, sin embargo, nos ayuda a contextualizar lo que es y lo que fue Tarragona. Se trata de una maqueta: la reconstrucción a escala de la Tarraco romana en su máximo esplendor, en el siglo II después de Cristo. Debido a unas obras, ahora la encontraremos en el Centro Cultural El Pallol, en la Antigua Audiencia (Plaza del Pallol, 3; tel.: 977 230 600).

10.00 La colección del museo arqueológico

A cinco minutos, callejeando por la calle de las Salinas y la de Santo Domingo, llegaremos a la plaza de la Font. Desde ese punto, subimos por la Baixada de la Misericòrdia hasta la plaza del Rei, donde se puede visitar el Museo Nacional Arqueológico (plaza del Rei, 5; tel.: 977 236 209; abierto de 9.30 a 18.00, de martes a sábado, y los domingos y festivos de 10.00 a 14.00 *). Guarda buena parte de los restos arqueológicos hallados en Tarragona y sus alrededores a lo largo de más de 150 años de excavaciones.

Entre las piezas más importantes, destacan un lienzo de la muralla romana en el sótano, los medallones ciclópeos del foro, los mosaicos de los Peces y de la Medusa, o el busto de Marco Aurelio. Llama la atención El Negret, una estatua de bronce que representa a un esclavo africano.

11.30 Inmersión en la Tarragona imperial

Cruzamos la plaza hasta la entrada a la torre del Pretorio (plaza del Rei, s/n; tel.: 977 221 736; abierto de 9.00 a 19.00, de martes a sábado, y los domingos y festivos de 9.00 a 15.00). Esta torre formaba parte del recinto del Foro Provincial y en la Edad Media pasó a ser residencia real. En el interior se puede contemplar la maqueta histórica de la ciudad medieval y el sarcófago de Hippolytos. Lo mejor son sus vistas desde la terraza sobre la ciudad antigua, el anfiteatro y todo el campo de Tarragona.

Desde el mismo Pretorio se accede al Circo Romano (Rambla Vella, s/n; tel.: 977 230 171; abierto de 9.00 a 19.00 de martes a sábado, y los domingos y festivos de 9.00 a 15.00). Lo más espectacular del circo son las bóvedas subterráneas que aguantaban las graderías. Subimos hasta la sección que muestra la parte mejor conservada al aire libre de las gradas. En el circo se organizaban las carreras de carros de dos caballos (bigas) o de cuatro (cuadrigas), muy populares en la época.

13.30 De Roma al Modernismo

Cruzamos la rambla Vella y tomamos la calle Girona hasta llegar a la rambla Nova, una amplia avenida creada en 1854. Es aquí donde los tarraconenses vienen a pasear, a ver y a ser vistos. Al caminar por ella, admiraremos los edificios modernistas más importantes de Tarragona, como la Casa Bofarull (de 1920, número 37), con sus finas fajas verticales, las barandillas de hierro y las ventanas con molduras.

Al otro lado, en el número 46, se encuentra el Teatro Metropol (tel.: 977 244 795). En 1908, el arquitecto Josep Maria Jujol creó un patio de butacas en el que los palcos se han transformado en las cubiertas de un transatlántico.

Si seguimos por la Rambla Nova, nos llamará la atención la característica fachada de ladrillo del convento de las teresianas (de 1922, en el número 79) y, por supuesto, el monumento a los castellers, que es contemporáneo, a diferencia de los tres edificios anteriores, que eran de estilo modernista.

Giramos a la izquierda, por la calle d’En Canyelles, hasta llegar a la plaza Corsini. Allí se encuentra el Mercado Central, levantado en 1915. Fue revolucionario por el uso de columnas de hierro colado para aligerar el interior. Ahora está cerrado porque se está sometiendo a una profunda remodelación.

14.00 Una comida con sabor local

En cuanto a las opciones para la comida, nada mejor que el restaurante Barquet, Recomendado por Guía Repsol (Gasòmetre, 16; tel.: 977 240 023). Se llega en apenas cinco minutos andando desde la plaza Corsini. Aquí nos espera quizás el mejor arroz negro de Tarragona, calderetas, sepias… Los hermanos David y Fidel Solé se superan cada día.

Primera tarde

16.00 Edificios y esculturas con historia

Tras salir del restaurante, daremos un paseo cruzando la rambla Vella para iniciar el Paseo Arqueológico (avenida Catalunya, s/n; tel.: 977 245 796; abierto de 9.00 a 19.00 de martes a sábados, y de 10.00 a 15.00 domingos y festivos). A lo largo de este paseo, se camina entre la muralla romana, de la que se conserva un tercio de su trazado original, y la medieval.

Después de la visita a la maqueta de Tarraco, no nos costará nada reconocer muchos de los lugares por los que pasaremos si hemos estado atentos durante la visita de la maqueta por la mañana. Así, nos toparemos con la torre del Arzobispo, o torre de Paborde, de base romana y alzado medieval, el baluarte de San Domènec, la torre de Minerva o la estatua de César Augusto  (réplica de la famosa escultura original, en Roma) y el monumento a  Rómulo y Remo.

17.30 Entramos en la Parte Alta

El trayecto termina en el paseo de Sant Antoni. A 200 metros atravesamos el portal del mismo nombre del siglo XVIII y construido sobre la antigua muralla romana. Ya estamos en el casco antiguo de Tarragona o Parte Alta y el panorama cambia. Las calles son estrechas y cortas, recuerdo de su pasado.

Bajamos hacia la izquierda por la calle Granada, hasta el Arc de Sant Bernat. Giramos a la derecha y llegamos a la plaza del Fòrum Provincial. Aquí se conservan algunos restos de los edificios administrativos romanos. Junto a ellos, podemos encontrar terrazas de bares y cafeterías donde sentarnos a tomar algo.

Salimos por el lado opuesto, por la calle Mercería. Paseamos por los soportales góticos (zona comercial del medievo) que nos llevan, en la siguiente esquina, hasta la plaza de Santiago Rusiñol, conocida popularmente como la plaza de les Cols. A la derecha, nos encontramos con las escalinatas que conducen al Pla de la Seu, uno de los espacios con mayor ambiente medieval de la ciudad.

18.00 Visita a la catedral

Situados en el Pla, tenemos frente a nosotros la fachada de la catedral de Santa María (Pla de Palau, 2; tel.: 977 233 412). Se consagró en 1331 y es un ejemplo de la transición del románico al gótico catalán. Se levanta sobre los restos del antiguo templo de Augusto, y cabe destacar en ella el gran rosetón situado sobre el pórtico, presidido por la columna del parteluz con la imagen de la Virgen con el Niño.

Accediendo desde la calle del Claustre y ya en el interior, nos detendremos ante el retablo de Pere Joan, del siglo XV, y ante el frontal del siglo XIII que narra la vida y los milagros de santa Tecla, patrona de la ciudad. Por cierto, en su capilla se guarda un relicario con el brazo de la mártir.

El claustro merece una visita especial. Es de planta cuadrangular, con arcos de medio punto combinados con arcos apuntados. Data de finales del siglo XII y principios del XIII. Los capiteles y ábacos de las columnas están decorados y cuentan historias como la de la procesión de las ratas. Según la leyenda, un gato engañó a las ratas, que se comían toda la comida, haciéndose pasar por muerto. Durante su entierro,  «resucitó»  y acabó con todas. Su amo hizo grabar la proeza en la piedra.

Justo al salir, a la derecha de la fachada, hay un edificio gótico: la Casa Balcells o del Camarero. Es del siglo XIV y, si está abierta, merece la pena contemplar el patio. También podemos rodear la catedral hacia nuestra izquierda y llegaremos a un edificio de grandes dimensiones. Se trata del seminario (Sant Pau, 4; tel.: 977 232 611). En su claustro veremos una gran joya arquitectónica del siglo XII: la capilla de Sant Pau.

19.30 Iniciamos el descenso

Estamos en el punto más alto de la ciudad, así que ha llegado el momento de bajar. A nuestro paso aparecen calles muy especiales, como la de Cuirateries o Cavallers, de sabor medieval, donde podremos sacar buenas fotos y empezar a comprar cositas entre sus coquetas tiendas. Llegamos a la Baixada de la Misericòrdia. ¡Cuidado con su empedrado si estamos distraídos con los escaparates de las tiendas!

A la derecha, podremos observar una curiosidad artística que, actualmente, cuesta de ver en las ciudades. Se trata de la fachada lateral de una casa de la plaza dels Sedassos, ocupada por un espectacular trampantojo. Detrás del edificio aparecen, al aire libre, las ruinas de parte de las graderías del circo romano.

20.00 La plaza de la Font, centro de la ciudad

Seguimos descendiendo por la calle de Sant Domènec, que nos deja frente al ayuntamiento (plaza de la Font, 1; tel.: 977 296 100). En el patio central podemos admirar el mausoleo del rey Jaime I, obra modernista de Domènech i Montaner. Tiene una curiosa forma de barco e imita incluso las olas del mar.

La plaza de la Font es uno de los sitios preferidos de los tarraconenses para sus fiestas. En las de Santa Tecla, por ejemplo, se abarrota para contemplar una de las tradiciones catalanas por excelencia: la actuación del seguici popular y de las colles castelleres (los castells  son castillos formados por una columna humana de diferentes alturas y formas). La zona está llena de bares y restaurantes, y se respira un ambiente agradable, así que podemos pensar ya en la cena.

20.30 Delicias gastronómicas

Este es el final de nuestro primer día de visita. Entre los muchos locales de la zona, se encuentran la brasería La Taula Rodona (La Nau, 4; tel.: 977 242 592) y el restaurante Degvsta(Cavallers, 6; tel.: 977 252 428). Para una cocina más elaborada, regresamos hacia la catedral. Por detrás encontramos el Aq (Les Coques, 7; tel.: 977 215 954), con un Sol Repsol. A 20 metros está Les Coques, restaurante recomendado por Guía Repsol (Sant Llorenç, 15; tel.: 977 228 300). En cualquier caso, no podemos dejar de probar la salsa romesco, elaborada con productos autóctonos que acompaña tanto a platos fríos como calientes.

22.30 A decidir dónde terminar la jornada

A continuación, la noche de Tarragona presenta una gran oferta. Hay dos zonas especialmente concurridas: los aledaños de la Rambla Nova y la calle Unió, y la Parte Alta. Recomendamos el Café del Teatre Metropol (Rambla Nova, 46), la sala El Cau (Trinquet Vell, 2), Dotzè  (Trinquet Vell, 21), u otros locales con solera como el Museum Café (Sant Llorenç) o l’Antiquari (Santa Anna, 3).

Segunda mañana

9.00 El anfiteatro, la joya de la corona

Tenemos una cita con la historia en el anfiteatro romano (Parc del Miracle, s/n; tel.: 977 242 579; abierto de 9.00 a 19.00 de martes a sábado, y domingos y festivos de 9.00 a 15.00). Es el monumento romano más visitado de la ciudad. Construido a principios del siglo II usando la inclinación natural del terreno, fue escenario de luchas de gladiadores y fieras y el martirio de santos cristianos. El recinto podía acoger unos 14.000 espectadores. También es espectacular por las vistas que ofrece sobre el Mediterráneo y la ciudad, justo encima.

En medio de la arena del anfiteatro, vemos los restos en forma de cruz latina de una iglesia cristiana. Se trata de Santa Maria del Miracle, levantada entre los siglos XII y XIII para reivindicar la fe de la ciudad, que por entonces había perdido gran parte de su población.

10.00 La importancia de tocar ferro

Cruzamos la calle y ascendemos por las escaleras hasta el comienzo del paseo de les Palmeres. La primera parada es el Balcón del Mediterráneo, del que nos separan unos 30 metros, al final de la rambla Nova. Dice la tradición que todo aquel que pasea por la rambla debe llegar hasta allí y asomarse al puerto y a la playa del Miracle. También debe tocar ferro, es decir, tocar el hierro de la barandilla que Ramón Salas diseñó en 1889 para sustituir un muro de piedra que había antes.

Volvemos la espalda al mar, rodeamos el monumento al almirante Roger de Llúria y regresamos a la Rambla Nova. Puede ser un buen momento para refrescarnos con una horchata o un helado de la Granja Sirvent, con su terraza a la derecha, en el número 5. Podemos pedir las galletas Maginet (llamadas así por el santo Magí), típicas de la ciudad.

10.30 Camino del Foro de la Colonia

Como hay que aprovechar el tiempo, retomamos el camino. Cruzamos la rambla Nova y tomamos la calle de Méndez Núñez. En el número 14 se halla el santuario de Nuestra Señora del Sagrado Corazón. Esta pequeña iglesia alberga la única obra de Antoni Gaudí en Tarragona: el manifestador y el altar (de 1880).

Giramos a la derecha por Martí d’Ardenya. Seguimos por Cardenal Cervantes durante tres manzanas, hasta el cruce con la calle de Lleida. Aquí está la entrada al Foro de la Colonia  (tel.: 977 242 501; abierto de 9.00 a 19.00 de martes a sábado, y domingos y festivos de 9.00 a 15.00).

Debido a las diferentes urbanizaciones, los restos ocupan dos zonas, unidas por una pasarela sobre la calle. Aquí podremos ver columnas, parte de una pequeña plaza, tramos de una calle pavimentada y restos de varios edificios, de una basílica y de las tabernae (tiendas que se abrían en los pórticos de la plaza).

11.30 Una zona poco conocida

Volvemos a la Rambla Nova, que queda a sólo dos calles, y dejando atrás el Balcón del Mediterráneo, nos dirigimos hacia el parque Rafael Puig i Valls, situado junto a la plaza Imperial Tarraco. Semioculto desde la calle por los edificios de la avenida de Roma, vemos la Quinta de Sant Rafael. Se trata de un palacete modernista, erigido en 1912 como casa de reposo.

Cruzamos la avenida Cardenal Vidal i Barraquer hasta el centro comercial Parc Central (avenida Vidal i Barraquer, 15-17; tel.: 977 228 797). En el aparcamiento subterráneo se puede visitar el Conjunto Paleocristiano del Francolí, que incluye los restos de una basílica tardorromana y de otro edificio de la misma época.

12.30 La cultura de la muerte

Después de curiosear y comprar por las tiendas del centro comercial, salimos al exterior y cruzamos la avenida Ramón y Cajal. Al otro lado se hallan dos espacios importantes: el Museo y la Necrópolis Paleocristiana (avenida Ramón y Cajal, 80; tel.: 977 211 175; abiertos de martes a sábado, de 9.30 a 13.30 y de 15 a 17.30, y domingos y festivos de 10.00 a 14.00). La construcción del edificio de la Compañía de Tabacos hizo que a principios del siglo XX aparecieran las decenas de sarcófagos y mausoleos que vemos. También podemos visitar la exposición El mundo de la muerte en Tarragona.

13.30 Símbolo de la nueva Tarragona

Seguimos por Ramón y Cajal hasta el cruce con Pere Martell. Giramos a la derecha por él, hasta la esquina con la calle Mallorca. La tomamos y vemos enseguida la figura redonda de la Tarraco Arena Plaça (Mallorca, 18; tel.: 977 211 985). La antigua plaza de toros, de 1883, se ha convertido en un moderno edificio multiusos con techo retráctil. El recinto acoge conciertos de música, espectáculos deportivos y, el primer fin de semana de octubre de los años pares, el concurso de castells, donde compiten algunas de las mejores colles castelleres de Cataluña.

La calle de Jaume I nos lleva hasta Eivissa. Nuevo giro a la derecha y hemos regresado a Pere Martell. Seguimos unos 400 metros, cruzamos por debajo de las vías del tren y llegamos a nuestro objetivo: el Serrallo.

14.00 Con sabor a mar

El barrio de los pescadores de Tarragona todavía mantiene su identidad propia. Podemos pasear por sus callejuelas, absorber el ambiente marino y perdernos por tiendas y bares. Aquí observaremos la iglesia de Sant Pere  o veremos a los marineros en el muelle de Pescadors, ocupados en arreglar los aparejos antes de salir a faenar.

Al otro lado del muelle de Costa, en el muelle de Llevant, tenemos a otro ilustre tarraconense: el reloj del puerto. Construido en 1922, todavía da las horas en su pequeña torre, sustentada por cuatro columnas jónicas. A sus espaldas, vemos los pantalanes del Puerto Deportivo. Pertenecen al Reial Club Nàutic (tel.: 977 240 360), toda una institución en la ciudad.

En el mismo Serrallo podemos saborear excelentes pescados llegados directamente de las embarcaciones. Los restaurantes donde almorzar son muy variados, pero siempre con los productos del mar como tema central. Entre los más destacados están La Calera (Sant Pere, 33-35; tel.: 977 245 631), L’Onada (Plaza del Bisbe Bonet, s/n; tel.: 977 215 053), La Puda (Moll de Pescadors, 25; tel.: 977 211 511) y La Taverna del Mar (Trafalgar, 19; tel.; 977 211 749).

Segunda tarde

16.00 Paseando para hacer la digestión

La ruta después del almuerzo sigue hacia la Estación Marítima, que vemos a la izquierda. Es un agradable paseo por el muelle de Costa. En uno de sus tinglados se encuentra el Museo del Puerto (Refugio, 2; muelle de Costa; tel.: 977 259 400 ext. 4411; abierto de 10.00 a 14.00 y de 16.00 a 19.00 de martes a sábado, y domingos y festivos de 11.00 a 14.00). Una visita nos permitirá hacernos una idea de la historia marítima de Tarragona. A la salida, se impone disfrutar de la tarde a orillas del mar.

18.00 Cara a cara con el diablo

Una ruta por la Tarragona romana quedaría incompleta sin una visita al espectacular acueducto. Está situado a 4 km del centro histórico, al borde de la N-240 dirección Lleida, por lo que necesitaremos recuperar nuestro automóvil. El acueducto se construyó para llevar el agua del río Francolí a la ciudad. Medía 15 km, pero solo se conserva un tramo de 217 metros.

Desde el área de recreo, tomamos un sendero que nos lleva hasta el puente, de acceso libre. Podemos pasear por el canal superior, a 26 metros del suelo, y descender por el otro lado. Popularmente se le conoce como el Puente del Diablo. Se dice que el diablo lo construyó en una noche a cambio del alma del primero que cruzara el puente. Loa que por allí vivían hicieron que fuera un burro y Satanás se fue engañado.

20.00 Cenar fuera del centro

Este paseo seguro que nos ha abierto el apetito. Muy cerca, en el camino de regreso a Tarragona, se encuentra Les Fonts de Can Sala (carretera de Valls, 62; tel.: 977 228 575). Este restaurante ofrece cocina tradicional catalana en una masía centenaria. Otra gran opción es el restaurante Los Hermanos (Bloque de San Andrés, bajos; tel.: 977 113 002), en el barrio de Sant Pere i Sant Pau. Está a 5 minutos en coche y en él reina un ambiente familiar de la mano de Luis Barrajón. Aquí degustaremos grandes tapas, con especial mención para las croquetas de la abuela.

Para terminar la velada, si aún nos quedan unas horas en Tarragona, tras regresar a la ciudad nos esperan los locales de ocio del muelle de Llevant y del Puerto Deportivo, como la taberna The City Arms (tel.: 977 211 126).

Seas como seas, hay un plan para ti

  • Para familias
    PortAventura. Ubicado en Salou, a 15 minutos de Tarragona, es el mejor parque temático de España, con dos parques de atracciones y numerosos hoteles. Subirse a la montaña rusa del Dragon Khan sigue siendo para valientes.
  • Para relax
    Gran Claustre Hotel. Balneario con encanto que ocupa un antiguo monasterio del siglo xviii, en Altafulla, a 8 km de Tarragona. Cuenta con un restaurante exquisito, el Bruixes de Burriac (tel.: 977 651 557).
  • Para amigos
    Una jornada a bordo del bergantín Cyrano. Tiene 31 metros de eslora y dos mástiles. Impacta ver a los gavieros trabajar sobre las velas a 20 metros de altura. Existe la opción de contemplar la puesta de sol mientras se navega, toda una experiencia.
  • Para aventureros
    El secreto mejor guardado de Tarragona: una laguna subterránea situada debajo mismo de la ciudad, conocida como la Cueva Urbana. Se descubrió por casualidad en 1996 y se accede por la puerta de un aparcamiento. La Societat de Investigacions Espeleològiques de Tarragona (SIET) (tel.: 977 231 214) organiza visitas guiadas.
  • Para sofisticados
    La Boella (autovía de Tarragona a Reus, km 12; tel.: 977 771 515). Se trata de un complejo para sibaritas: hotel, bodega, molino de aceite, vinacoteca y restaurante, todo ello con la máxima calidad y el mejor servicio.
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