Valencia

La inmigración y los embarazos múltiples disparan las cesáreas

Los bebés valencianos lo tienen cada vez más difícil para llegar al mundo. Lo confirma el número de cesáreas practicadas durante la última década, que ha pasado del 9-13% al 23-28%. Esto en los hospitales públicos, porque en los privados el porcentaje se ha disparado hasta el 40%.

Las cesáreas se han incrementado por cinco motivos principalmente, según el jefe del servicio de obstetricia y ginecología del Clínico de Valencia, Fernando Bonilla.

Prematuros. Cada vez hay más niños prematuros, y éstos, si nacen por la vagina, pueden sufrir hemorragias cerebrales.

Algunos tienen que ver la luz cuando aún no han cumplido los ocho meses porque sus madres han tenido un mal control durante el embarazo (son sobre todo inmigrantes). A otros, los ginecólogos los sacan antes del noveno mes porque peligran ellos o sus madres. Los bebés probeta o concebidos mediante cualquier otra técnica contra la infertilidad (frecuentes en la sanidad privada) también suelen ser prematuros. Los tratamientos son sufridos y caros y conviene no arriesgar: en cuanto están formados se hace la cesárea.

De nalgas. Esta forma de parir también ha aumentado, según Bonilla, por los niños que vienen de nalgas. El crío puede morir o sufrir retraso mental si el parto es vaginal.

Muy grande. A veces, el bebé es demasiado grande.

Gemelos. También se hace cesárea si vienen dos y uno está de nalgas.

Partos posteriores. Finalmente, las mujeres con cesárea tienen que volver a recurrir a ella si deciden ser madres de nuevo para que la cicatriz no se abra. Así que el incremento de cesáreas se retroalimenta, con el gasto que ello comporta: un parto vaginal ronda los 300 euros, la cesárea cuesta el doble.

Parturientas que juegan a médicos

Hospitales valencianos han detectado casos de embarazadas que exigen parir mediante cesárea porque creen que no comporta riesgos y que preserva el tamaño de la vulva y la vagina y, por ende, su vida sexual. Todas estas creencias son falsas, según Fernando Bonilla, quien asegura que el cuerpo de la mujer recupera paulatinamente su forma y que el parto vaginal no altera la sexualidad femenina o, si lo hace, «es mínimamente». Bonilla recuerda además que la cesárea sí entraña algunos peligros: «Por la anestesia, la operación y el postoperatorio, durante el que hay peligro de infecciones».

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