Yamaha EC-03: divertida, ligera, barata y ecológica

  • Disponible por 2.500 euros, con un coste de mantenimiento y recarga mínimos.
  • Sus 56 kg de peso permiten cargar esta moto en el coche e incluso a la oficina.
  • Lo que la convierte en una opción muy viable y no sólo para desplazarse en ciudad.
Yamaha EC-03
Yamaha EC-03
YAMAHA
Yamaha EC-03

Encontrar un vehículo más ecológico que el Yamaha EC-03 es poco probable, pero que además sea tan pequeño y fácil de usar es prácticamente imposible.

Con 56 kg de peso y unas medidas tan compactas como para cargarlo en el coche o bien subirlo a la oficina, esta moto supone un medio de transporte especialmente cómodo, barato y silencioso, y por supuesto muy útil en los trayectos de corta distancia. Además, tan sólo requiere la licencia de ciclomotor.

Muy popular en el paddock de MotoGP desde la temporada pasada, el EC-03 es de las pocas opciones que ofrece el mercado para sacar provecho de la energía eléctrica sin que ello nos suponga una gran inversión. La otra es el Symmetry de Sym, un scooter muy parecido tanto en diseño, medidas y concepto, como en precio.

Disponible por 2.500 euros, su simbólico mantenimiento y un coste de recarga mínimo lo convierten en una opción viable no sólo para pequeños desplazamientos urbanos, sino también como vehículo adicional para las vacaciones o también para moverse por determinadas zonas a las que los vehículos de combustión no tienen acceso.

Autonomía

Naturalmente, éste es seguramente el punto flaco del Yamaha EC-03 porque no destaca precisamente por su capacidad de recorrer largas distancias. De hecho, hablamos de unos 30 km en modo estándar y no más de 20 en modo power. En el primer modo la velocidad está limitada a 30 km/h y su capacidad de aceleración es muy contenida.

Si queremos ir un poco más allá, basta con darle al botón power en el cuadro de instrumentos y sus reacciones se avivan ligeramente y su velocidad punta se sitúa muy cerca de los 50 km/h, que a priori debería ser la velocidad máxima permitida para un ciclomotor (otra cosa es que sea así en realidad, todos los sabemos).

Afortunadamente, es un scooter tan pequeño que podemos cargar con él sin mucha dificultad y conectarlo a cualquier toma de corriente convencional. En un tiempo estimado de 7 horas la pequeña batería de ion litio volverá a estar al máximo de su capacidad.

Pequeño pero espacioso

Aunque es un vehículo de medidas muy contenidas, una vez encima de él no se tiene la sensación de que falte espacio.

El manillar está bastante elevado y nos queda cerca, lo que combinado con unos pedales a poca distancia del suelo que nos permiten acomodar las piernas y un asiento a una altura correcta, se puede decir que es cómodo para cualquiera que se monte en él.

En cierto modo su posición de conducción recuerda a la de muchas de las bicicletas plegables tan habituales en las grandes ciudades. Es más, el EC-03 se parece a este tipo de bicicletas pero con la diferencia de que tiene batería y no lleva pedales, y es, más o menos, igual de respetuoso con el medio ambiente.

Además, aunque sus ruedas son muy estrechas y de poco diámetro, las suspensiones hacen un buen trabajo y amortiguan bien los baches. Por último, el pequeño gancho portaequipajes permite transportar un mínimo de carga.

Conducción muy asequible

Ir en moto (o ciclomotor) nunca había sido tan fácil como en este caso. Tanto, que el Yamaha EC-03 es una opción muy recomendable incluso para quien no haya probado nunca esto de ir sobre dos ruedas: es extremadamente ligero (mucho más que un ciclomotor convencional), se llega muy fácil al suelo y sus prestaciones son perfectamente asumibles para cualquiera.

Asimismo, tiene la suficiente aceleración en los primeros metros como para salir de los semáforos con cierta dignidad y no sentirse desprotegido por ir excesivamente despacio.

Luego, en línea recta no se demora mucho en llegar a los 45 km/h si circulamos en modo power, y de allí en adelante puede estirar un poco más dependiendo de la pendiente.

Por otro lado, sus 56 kg de peso y su extrema delgadez hacen posible que se pueda colar por todos los huecos sin ningún esfuerzo, y que las frenadas, confiadas a dos pequeños frenos de tambor, sean igualmente fáciles y seguras.

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