Olomuc, Kutná Hora y Litomysl, de excursión desde Praga

Praga es sin duda una de las grandes capitales europeas; turísticamente también. Los viajes a la capital de la República Checa son ya un clásico entre los destinos del Viejo Continente. Pero no todo es Praga. Precisamente, y aprovechando la visita a la ciudad de Kafka, podemos conocer tres ciudades cercanas y protegidas por la UNESCO: Olomuc, Kutná Hora y Litomysl.

Olomuc, la capital morava, es la segunda reserva monumental del país después de Praga con un prodigioso casco viejo repleto de plazas históricas, templos parroquiales, hospicios, iglesias y su famosa Columna de la Santísima Trinidad, la clásica postal de la ciudad.

La colosal columna, de 35 metros de altura, brilla por su grandeza y elegancia junto al Ayuntamiento renacentista y su reloj astronómico, "más proletario" en sus motivos que el praguense debido a que fue destruido durante la II Guerra Mundial.

Otras visitas imprescindibles de esta ciudad, vinculada con España desde el siglo XVI por ser una de las primeras ciudades donde se estableció la Orden de los Jesuitas, son: la Catedral de San Wenceslao, el antiguo Palacio Episcopal, la Iglesia de San Miguel, la Iglesia de San Mauricio o el Palacio Arzobispal y las siete fuentes de la Plaza Alta y la Plaza Baja.

De camino a Olomouc, conviene hacer una pequeña parada en el Castillo de Bouzov, un auténtico frenesí de torres, puentes, chimeneas y frontones que destacan sobre su llamativo tejado rojo anaranjado. El castillo, que está situado en lo alto de una colina, guarda en su interior objetos que recuerdan su origen medieval. Su belleza, de hecho, cautivó a los nazis, que instalaron en sus dependencias la base para Unidades de las SS durante la II Guerra Mundial.

En 1945 el castillo volvió a ser propiedad de Checoslovaquia y posteriormente de la República Checa. En los últimos tiempos Bouzov ha sido utilizado por varios cineastas como lugar de rodaje en algunas películas.

Kutná Hora fue durante la Edad Media una de las ciudades más importantes de Europa ya que solo era superada en población por la propia Praga en Bohemia. Gracias a la decadencia de sus minas de plata, su riqueza arquitectónica se ha mantenido atestiguando su pasado ilustre.

Comenzando por el Colegio Jesuita, del siglo XVII, y su hermoso paseo presidido por 13 grandes estatuas barrocas que nos trasladan por su paralelismo artístico al célebre Puente de Carlos en Praga. Las vistas aquí conducen a un maravilloso campo de vides en el valle de Vrchlice donde se cría un excelente vino.

El bello paseo finaliza en la Catedral de Santa Bárbara, templo dedicado a los mineros, pues fueron ellos los que financiaron su construcción. Otros edificios interesantes en el centro son la Iglesia de San Jacobo, la Casa de la Piedra o una Columna Votiva de la Peste.

La mayor sorpresa la encontramos a poco más de tres kilómetros del casco antiguo en el barrio de Sedlec. Se trata de un excepcional osario. A partir de cráneos, tibias y otros huesos (40.000 esqueletos), un artista local creó todo tipo de candelabros, cálices y escudos de armas.

A 86 kilómetros de Kutná Hora espera al viajero Litomysl, cruce comercial de caminos entre Bohemia y Moravia y punto de referencia en la ruta de los compositores checos, pues aquí nació en 1824 Bedrich Smetana, no tan conocido internacionalmente como Antonin Dvorak, pero muy popular entre el pueblo checo. La pasión musical de la ciudad culmina cada año en el Festival Internacional de Opera, que se celebra desde 1949.

La plaza principal constituye la principal atracción de Litomysl. Es una de las más grandes del país, aunque a primera vista parece una amplia y larga calle donde se instalan los mercadillos y las verbenas. La figura de su Ayuntamiento Gótico, flanquedo por las hermosas fachadas barrocas y neoclásicas, destaca desde cualquier punto de su casco viejo. Como su hermoso castillo del siglo XVI, gran ejemplo de residencia aristocrática de Europa Central en el Renacimiento.