Las tiendas de Portugalete y Circular, KO por las obras
Una opinión bien distinta tienen los responsables de los establecimientos del paseo Zorrilla. Avadeco dice que la amplitud de las aceras y la posibilidad de acceder en vehículo están disminuyendo los efectos de las obras del aparcamiento.
Las quejas
Malos accesos: Avadeco asegura que llegar a algunas tiendas es prácticamente imposible, en Portugalete sobre todo. Además, se pierde mucha posible clientela que no ve los escaparates.
Falta de Información: Bastantes comerciantes han criticado que desde el Ayuntamiento no se les ha contado nada acerca del proyecto. Incluso algunos en Portugalete dicen que han ido varias veces y no han obtenido ninguna respuesta.
Los repartidores: Los que transportan muebles y electrodomésticos tienen muchos problemas. Tardan el doble en los trayectos y aparcar para repartir es imposible.
Suciedad: Todos los comerciantes coinciden en la cantidad de veces que deben limpiar sus tiendas.
Eva María González. Dueña de El Candil.
«Cierro para no endeudarme»
Llevaba 7 años al frente de El Candil y ahora se ve obligada a cerrar, porque con las obras de Portugalete, sus ventas han bajado un 50%. «No se salvó ni siquiera Navidad, que es de las mejores épocas». «No queremos tener que hipotecarnos», comenta Eva María, quien afirma que seguir así el año y pico que durarán las obras es imposible y critica que el apoyo del Ayuntamiento es mínimo. «Ha sido una gran decepción, me gustaba mucho la zona y teníamos clientes».
Los comerciantes
Raquel Marbán. Bar Kalathos (en Portugalete).
«Mis clientes ahora son los albañiles de las obras, y menos mal que son muy majetes. En Semana Santa podemos hacer un 70% menos que el año pasado. Y lo peor es que no nos han informado de nada».
Alejandro Nieto. Agualuna (en Portugalete).
«¿Qué cómo afectan las obras? Mucho ruido, suciedad y pocos clientes. Si es que no pueden llegar hasta aquí. Por que no hacen primero una acera y luego otra. Así, un año, es terrible».
José Javier García. Tienda Malasangre Tatuajes.
«Mi tienda está en Macías Picavea. Hemos estado cinco meses de obra. Fue abrir y empezar. La verdad es que se notaba que venía mucha menos gente. Ahora pienso que sí ha merecido la pena».