Jugar con la gravedad entre cuatro paredes
Como reconoce el mismo grupo en el texto que presenta su obra, ellos ven el trampolín no como un aparejo, sino como un suelo, un punto de partida. Para los componentes de este conjunto, el suelo es flexible y rebota. No tiene sólo su dimensión horizontal, sino que se amplía a un volumen mucho mayor en el que las paredes también se convierten en suelo gracias a un camino aéreo que une los dos puntos. Con su interpretación consiguen modificar las perspectivas, también las del espectador, y eliminan el peso de la gravedad.
Para conseguir esta visión, los franceses han tenido que idear un escenario especial en el que existen unas aberturas que permiten al público entrever sus desplazamientos y unos estrados que favorecen la proximidad del espectador.
Entre todos conforman un lugar íntimo al que sólo están invitadas un número restringido de personas, aunque sí se abrirá a otros artistas que quieran investigar en este espacio maravilloso en el que se lucha constantemente contra algo cotidiano para los demás: la gravedad.
* Sala Ambigú. 20.30 horas. 7 euros.