Las diez distracciones que hay que evitar al volante

No es casualidad que la DGT haya insistido tanto durante los últimos años en los peligros que conlleva distraerse al volante. Enviar un sms o buscar un CD para el reproductor ha ocasionado más accidentes mortales que conducir sobrepasando el límite de alcohol en sangre, según un informe de Asesor Seguros.

Y es que del mismo modo que a la hora de comprar un automóvil o firmar los seguros de coche la gente trata de que no se le escape nada, al volante de un vehículo hay que extremar la precaución. Según las estadísticas anuales de la DGT, observamos que las distracciones se han cobrado el triple de víctimas mortales que conducir a una velocidad inadecuada para las condiciones existentes.

Entre las distracciones más comunes, además de mandar mensajes de texto o meter un disco en el reproductor, encender un cigarro es una de las más recurrentes. Hay que tener en cuenta que en el tiempo que pasa desde que encontramos la cajetilla, sacamos un cigarrillo y lo encendemos, unos cuatro segundos, el coche habrá recorrido 110 metros si circulamos a 100 Km/h. Demasiada distancia sin prestar la debida atención.

Hablar por el móvil es una de las distracciones más habituales y también una de las más sancionadas. Muchos estudios aseguran que mantener una conversación telefónica mientras se conduce, reduce en gran medida la información que el conductor percibe de la carretera. Lo mismo ocurre si el conductor come o bebe al volante de su coche, no tanto por quitar la vista de la calzada sino por estar expuestos a que un bache o una irregularidad del asfalto provoque un derramamiento que nos obligue a perder la concentración.

Estas son algunas de las distracciones más comunes. No obstante, nos podemos encontrar con otras situaciones menos habituales pero igual de peligrosas: encontrarse con un insecto dentro del coche puede provocar el pánico del conductor, de la misma manera que circular con un animal suelto es una situación de riesgo evidente. También, por supuesto, cualquier niño que vaya mal sujeto o juegue alborotadamente (haciendo mucho ruido, lanzando muñecos, etc.) es una preocupación evidente que distraerá al conductor.

A partir de ahí, hay casos aún más inusuales pero que conllevan el mismo riesgo. Los besos y caricias entre el conductor y el acompañante son una distracción flagrante, igual que discutir acaloradamente con el resto de pasajeros. Un conductor distraído es un conductor caro para la compañía de seguros, y todas estas situaciones pueden encarecer el precio de los seguros de coche.

Cerramos esta decena de distracciones más comunes con la manipulación del navegador. El GPS será una inestimable ayuda siempre y cuando se programe previamente a comenzar a circular. Porque ya se sabe que, una vez en movimiento, la atención debe estar fijada plenamente en la carretera, ya que cualquier despiste puede resultar fatal.