Sevilla

Eduard Márquez afronta la vulnerabilidad vital en 'El último día antes de mañana', su novela "más personal"

El escritor catalán Eduard Márquez afronta la vulnerabilidad vital en su última novela, 'El último día antes de mañana', (Alianza Editorial), su obra "más personal", donde cuestiona cómo es posible que vivamos de forma segura "aparentemente" hasta que "las vigas que aguantan nuestros techos sobre nuestras cabezas se tuercen y caen".

El autor de 'El silencio de los árboles' inicia la novela con una cita de James Salter que recoge el espíritu de la obra, "fruto del azar", como también lo es que se encontrara antes de comenzar a escribir con un viejo amigo, según ha explicado en una entrevista concedida a Europa Press. En este sentido, ha afirmado que "por muchos diques de contención que pongas, la realidad pasa factura".

Márquez expresa que cuando eres joven la pérdida de familiares, la caída personal de amigos y los giros de la vida "caen lejos", pero hay un momento en el camino en el que tocan "con crudeza". 'El último día antes de mañana' narra como un hombre, tras la muerte de su hija, reconstruye su propia historia.

En medio del naufragio emocional y el hundimiento de todas las certezas, recompone su pasado, desde la niñez bajo la influencia de una madre inestable y con el telón de fondo de los abusos y la represión de la educación religiosa, al fracaso matrimonial y al abandono de sus ambiciones literarias, pasando por la explosión de libertad adolescente, la amistad, el sexo y el amor.

Mediante una sucesión de secuencias hábilmente entrecruzadas, presenta una generación, la de quienes rondan los cincuenta, que sobrevivió a la pesada losa del oscurantismo tardofranquista a base de sarcasmo, sueños, drogas, rock y poesía.

Márquez, que ha visitado este jueves Sevilla para promocionar su obra, ha reconocido que la novela en cierta manera es "un reencuentro con el propio autor", indicando que hacia tiempo que le rondaba la idea de escribir sobre su juventud, pero no por particular, sino "porque en la vida llega un momento en el que reconoce que su vida puede ser material literario".

Además, ha confesado que es la novela "más personal", si bien, considera que en todas las obras termina hablando de uno mismo. "Los escritores siempre están dando vueltas a sus obsesiones y preocupaciones", afirma, apuntando que entre las suyas están los recuerdos, la memoria y "qué sabemos de las personas que nos precedieron y qué sabrá la gente de nosotros cuando ya no estemos".

Novelar la parte anterior al reencuentro, según el autor, es más fácil, pues "sólo hay que tirar de experiencia propia". No obstante, después hay novelar las consecuencias del mismo, siendo las más dramáticas fruto de la entrada de "un elefante de una cacharrería, es decir, de un extraño en tu vida".

Mirada a una generación

Por otro lado, el escritor barcelonés ha señalado que la mirada a la generación nacido en los años 60 "no tiene finalidad sociológica, sino recoger el eslabón de la cadena de la Historia que faltaba, "la que era demasiado joven para unas cosas y mayores para según que", lamenta.

"Fuimos arma arrojadiza", confiesa, ya que "nuestra manera de enfrentarnos y mostrar repulsa por determinadas cosas no se canalizo hacia el compromiso político, sino hacia una faceta mas 'destroyer', marcada por el rock y la droga".

Literariamente la novela "supone ir más allá", asegura, sobre todo en dos vertientes. Así, en la vía estilística, la obra supone "alcanzar la mayor desnudez expresiva, donde las fronteras entre prosa y poesía se diluyen". Por otro lado, cierra un ciclo de aproximación al análisis de la memoria y el recuerdo. 'El último día antes de mañana' supone "el final de un trayecto", por lo que ahora, según reconoce, he de "plantear por donde seguir".