Caminos de Sefarad: redescubre el legado judío

  • El patrimonio arquitectónico de España refleja su pasado multicultural.
  • El legado sefardí ha permanecido a la sombra durante mucho tiempo.
  • Cultura, historia e identidad se dan la mano en esta ruta por la España sefardí.
La huella judía en Toledo.
La huella judía en Toledo.
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La huella judía en Toledo.

Siempre se ha dicho que en España convivieron de manera pacífica durante varios siglos musulmanes, judíos y cristianos, favoreciendo que fuera conocida como la “España de las tres culturas”. Cada una de ellas ha dejado una importante huella que se ha ido recuperando y siguiendo gracias a rutas a lo largo y ancho de la península, que han permitido viajar en el tiempo y recuperar algo de ese  pasado tolerante, al que se puso fin con las expulsiones de judíos, en 1492, y de musulmanes, en 1502, y con la llegada de la Inquisición.

Las comunidades judías se integraron en la amalgama cultural, lingüística y religiosa que era España (Sefarad, para los judíos), desarrollando su propia forma de vida y practicando sus propias costumbres y religión. En la actualidad, la Red de Juderías de España-Caminos de Sefarad propone visitar el legado sefardí a través de una serie de rutas e itinerarios que permiten profundizar en su patrimonio histórico, artístico, arquitectónico, a través no sólo de monumentos, museos y todo tipo de edificaciones, sino también de eventos y festivales que recuperan las raíces de la España sefardí.

Cooperación entre localidades

La Red de Juderías de España aglutina un total de veintiuna localidades (aunque hace unas semanas se aprobó la inclusión de tres más, Castelló d’Empúries, en Girona, Sevilla y Lucena, en Córdoba) y trata que actúen de forma conjunta para defender el legado judío. Además, es miembro fundador del Itinerario Europeo del Patrimonio Judío.

A pesar del importante papel que jugaron en el desarrollo del país, durante varios siglos esta parte de la historia se había mantenido a la sombra. El legado sefardí parecía haber caído en el olvido. Es en los últimos años cuando ha ido creciendo el interés por la herencia sefardí, por sus barrios, sinagogas, cementerios, gastronomía, costumbres, rituales…

Las visitas discurren en torno a las antiguas juderías, donde sus casas solían ser de ladrillo, adobe y madera, y sus calles empedradas. Sin embargo, no son éstas las únicas atracciones de las localidades visitadas.

Entre las ciudades propuestas, algunas como Segovia, Cáceres y Toledo, son consideradas Patrimonio de la Humanidad. En Segovia, desde la plaza del Azoguejo se accede al ambiente medieval que desprende la antigua aljama hebrea, a través de sus angostas calles. En ella se encuentra la antigua sinagoga mayor, hoy reconvertida en la Iglesia del Corpus Christi.

Cáceres, por su parte, cuenta con dos juderías. La “Judería Vieja”, dentro del recinto amurallado, alberga la Ermita de San Antonio, donde antaño estaba la sinagoga antigua. Curiosa resultan sus casas encaladas, en calles empinadas, y aprovechando la muralla como pared trasera. En la zona de extramuros, se levanta la “Judería Nueva”, barrio que surgió a partir de 1478 para que fuera ocupado por los judíos. Además, la ciudad es sede de la “Jornada Europea de la Cultura Judía”, en septiembre, y del “Mercado Medieval de las Tres Culturas”, en noviembre.

También Toledo conserva importantes vestigios en las sinagogas de Santa María la Blanca y la del Tránsito, construida en 1357 y que en la actualidad alberga el Museo Sefardí.

Rincones entrañables y festivales

En Hervás, la importancia que tuvo la comunidad judía queda reflejada no sólo en el llamado Barrio Judío, conservado en alguno de sus tramos tal y como fue, con sus calles estrechas, pronunciadas cuestas y pasadizos, sino también en celebraciones como la de los judíos conversos y en representaciones teatrales de sus costumbres y su cultura.

Ribadavia conserva la judería más importante de Galicia. Punto de referencia en el mundo vitivinícola de la Edad Media, sus vinos fueron enormemente apreciados en Europa. Su comercialización estuvo durante mucho tiempo monopolizada por los judíos. A ellos se debe los importantes avances en el cultivo de la vid, al utilizar las tierras en terrazas y extendiendo la red de regadíos.  Entre los eventos que alberga, la Feria del Vino del Ribeiro y la Fiesta de la Historia, en la que se recrea el ambiente del medievo y donde incluso circula el maravedí.

En la ciudad riojana de Calahorra, el barrio judío se mantuvo aislado del resto de la población y seguía sus propias leyes. Fue aquí donde vivió sus últimos años el polifacético Abraham Ben Ma'ir Ben Ezra, poeta, filósofo y astrónomo.

Todas y cada una de las ciudades conservan en mayor o menor medida el entramado de este patrimonio histórico que poco a poco se va recuperando de nuevo.

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