En las escaleras de acceso empezó a sentirse incómoda. Los espacios tumultuosos, llenos de luces y ruido, solían abrumarla. Es verdad que no habían encontrado demasiada gente hasta ese momento, pero apenas cruzaron las puertas no distinguió otra cosa que cientos de cabezas y sobre ellas las luces de los teléfonos móviles, y no pudo dar un paso más.
- ¿Qué pasa, ya estás con tus cosas?
- No puedo entrar ahí.
Ahí era una masa informe hecha de personas que se le antojaba un infierno. La chica se quedó clavada en la última fila de sillas mientras suplicaba a su pareja que no la abandonara. Lo hacía en silencio porque había aprendido a leer las miradas de los demás y así hablaba con la suya, pero su novio parecía no entenderla. No era la primera vez.
¿Acaso las personas eran raras o quizá lo fuese ella?
Llevaba una semana deseando acudir al concierto y horas antes empezó a rumiar lo de siempre, vas a sentirte mal, habrá demasiada gente, la música estará muy alta, las luces no te van a dejar concentrarte… Demasiados estímulos para ti.
Alrededor del 20 % de la población percibe esas incómodas sensaciones a las que cuesta poner orden; a veces puede ser una excesiva emotividad, otras una necesidad imperiosa de silencio e introspección que nadie entiende o quizá comprender demasiado bien y demasiado pronto cómo se sienten los demás, o verse superada por tener varias tareas al tiempo o abrumada si las miradas se concentran en una. Hablo en femenino pero esta percepción no distingue de géneros: hombres y mujeres poseen el rasgo de la alta sensibilidad, así se llama esa sensación difícil de concretar que sentimos muchísimas personas.
Descubrí que era PAS (Persona Altamente Sensible) gracias a una curiosidad que me lleva a preguntarme todo, lo que incluye muchos porqués sobre mí misma. La alta sensibilidad se conoce desde hace 30 años gracias a la doctora Elaine Aron -la APA (Asociación Americana de Psicología) reconoce suficiente evidencia científica sobre ella-, quien desarrolló el test que ha perfeccionado Manuela Pérez-Chacón, psicóloga y presidenta de PAS España, la asociación que engloba a los profesionales de psicología expertos en este rasgo de personalidad.
A Manuela le envié un día un mensaje a través de una red social que decía "Hola, soy Teresa Viejo y creo que soy PAS. No sé cómo averiguarlo y tampoco qué tengo que hacer si lo soy". Su respuesta fue directa: "Lo eres. No te hace falta el test, solo hay que ver cómo hablas en los vídeos
-porque a los PAS de libro se nos ve a la legua-. No tienes que hacer nada, disfruta de tu don".
Tardas tiempo en entender que lo es, antes tienes que iniciar un proceso de autoconocimiento gracias al cual dejas de sentirte en modo alerta y abrazas tu sensibilidad
Si eres PAS te conviene saberlo para vivir mejor. Más tranquila, más segura, más plena. Conocerte implica hacerte preguntas para averiguar qué te está ocurriendo o por qué reaccionas del modo en que lo haces, con la curiosidad genuina de conocerte mejor, sin juicios. Quienes somos altamente sensibles necesitamos saberlo para ordenar una habitación sin vistas que se desordena con demasiada frecuencia.
Hace unos días, al concluir una reunión, se acercó una ejecutiva y me dijo "Yo también soy PAS; ahora entiendo por qué reacciono como lo hago. Ya no me juzgo". Hablamos un rato, con esa confianza que surge cuando dos personas encuentran una especie de tesoro común y lo hicimos en un lenguaje que solo entendemos los PAS. Por eso, si me estás leyendo y quieres conocer algo más sobre ti, si crees que la alta sensibilidad puede ser un rasgo dominante de tu conducta, no dudes en realizar un test muy sencillo que te aclarará mucho sobre ti.
Y sí, logré vencer el miedo y situarme en las primeras filas del concierto. "Los tigres del Norte" merecían la pena.
¿Quieres recibir gratis todos los jueves en tu correo los mejores contenidos de belleza, moda y estilo de vida? Apúntate a nuestra Newsletter.
Comentarios