La solución aerodinámica de Porsche que trajo cola... de pato

  • A principios de los años 70 del siglo pasado Porsche diseñó la “cola de pato” para el 911 Carrera RS 2.7, un novedoso elemento que mejoró las características del deportivo de Stuttgart a partir de entonces.
911 Carrera RS 2.7
El 911 Carrera RS 2.7 fue conocido en la época como el "cola de pato" por la presencia del enorme alerón en la zaga.
PORSCHE/D. CALAGAN
911 Carrera RS 2.7

El Porsche 911 es un icono en el mundo del automóvil, entre otras cosas porque desde que vio la luz en 1964 la evolución que ha tenido el deportivo germano ha sido constante, lo cual ha contribuido a que actualmente sea el coche de referencia que es.

Una de ellas nos lleva 50 años atrás, a 1972, cuando se lanzó el primer 911 con apellido Carrera, el RS 2.7, que entre otras cosas se caracterizaba por el enorme alerón adherido a su trasera.

Las primeras personas que miraron con recelo la zaga de aquel Porsche fueron los responsables de ventas. Debían dar salida a 500 unidades del 911 RS 2.7 y pensaban que no serían capaces de convencer a más de cien clientes. En aquel momento fue cuando surgió la denominación “cola de pato”, por la similitud que guardaba el spoiler con el ave acuática.

“Sí, desde luego aquello no era ningún piropo”, comenta entre risas Tilman Brodbeck, el ingeniero aeronáutico que diseñó, junto con Hermann Burst, esta pieza del automóvil que ya se ha hecho legendaria. “Por aquel entonces, el 911 y muchos otros coches tenían un diseño muy característico: eran planos por abajo, abovedados por arriba y terminaban en punta en su extremo posterior”, explica Brodbeck.

911 Carrera RS 2.7
Los resultados obtenidos en el túnel del viento pronto revelaron que la solución era la adecuada para mejorar el coeficiente de elevación y la aerodinámica general del coche.
PORSCHE

Esa fuerza ascendente generada por el aire habría impedido al 911 RS 2.7 alcanzar la velocidad en curva que sí permitían su motor y su chasis, y la solución pasaba por añadir un elemento aerodinámico capaz de contrarrestar la fuerza ascendente que se generaba. Con un alerón provisional que se diseñó a partir de alambre y finas planchas de metal, en apenas dos días de ensayo se consiguió reducir el coeficiente de elevación en dos tercios y mejorar la aerodinámica general del coche. A consecuencia de ello, la velocidad máxima subió 4,5 km/h, hasta los 240 km/h, una cifra impactante en la época y sumamente importante para las variantes de competición que saldrían a partir de él.

“Al final, los 500 vehículos que hacían falta para la homologación del 911 Carrera RS 2.7 en el Grupo 4 se vendieron más rápidamente de lo esperado”, recuerda Brodbeck. Aquel elemento aerodinámico se convirtió en novedad absoluta para los coches de calle, naciendo la “cola de pato” que figura con el número 2238704 en el Registro de Patentes de Alemania, con fecha 5 de agosto de 1972.

911 Carrera RS 2.7
El alerón trasero del 911 llegó para quedarse y su evolución ha sido enorme a lo largo de los años, tanta como la del propio coche.
PORSCHE/D. CALAGAN
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