Las torres puntiagudas de una catedral modernista. Eso es lo que parecen las esbeltas formaciones cónicas, resultado de la erosión de miles de capas de ceniza volcánica, de este paisaje lunar, escondido entre las laderas más altas de las montañas del sur. Hasta aquí solo es posible llegar a pie, a través de un sendero. turismo.vilaflordechasna.es
Getty Images/iStockphotoEn la pedanía de Mahoya, en la Comarca Oriental, comienza la ruta que nos llevará a descubrir un extenso páramo formado por margas y yesos erosionados, con rincones de ciencia ficción como Los Barrancos, “bad lands”, tierras malas, de suelo frágil y arcilloso, con grandes surcos y cárcavas, sin apenas vegetación. abanilla.es
Rudi ErnstSolo cuando la marea está baja podemos visitar esta playa de Deba, la más salvaje del Geoparque de la Costa Vasca, protegida, entre dos cabos, por un acantilado a cuyos pies se extiende una de las mayores rasas mareares de Europa, con los estratos del flysch arañando la memoria de la Tierra desde hace más de 50 millones de años. deba.eus
Getty Images/iStockphotoHasta El Golfo, al sur de la isla, tendremos que ir para contemplar el intenso color de este Charco Verde, que debe su peculiar tono a la combinación de un tipo de algas que habita en él y a la concentración de azufre que contienen sus aguas. Forma parte del Parque Natural de los Volcanes que rodea al Parque Nacional de Timanfaya. turismolanzarote.com
Getty Images/iStockphotoA solo dos kilómetros de Valpalmas, en la comarca de las Cinco Villas, al norte de Zaragoza, unas curiosas chimeneas de hadas se alzan en una zona arcillosa producto de un proceso de erosión conocido como “piping”, que disuelve la roca en el subsuelo creando tuberías y grietas. Hay que mirarlas, sí, pero también al suelo: ¡hay agujeros! turismodearagon.com
Joaquín ÁlvarezSus 120 metros de altura son solo la punta de un diapiro de dos kilómetros de profundidad que sigue creciendo a medida que la lluvia lo va erosionando. Entre 1929 y 1990 fue una de las minas de sal potásica más importantes del mundo. En su interior, la Capilla Sixtina es toda una fantasía de colores y formas. cardonaturisme.cat
Pilar G. AbadiasEn Tinajo, entre el Parque Nacional de Timanfaya y La Geria, este volcán de 388 metros de altura tiene el honor de ser el primero que se formó en la isla, allá por 1730, durante un proceso de erupción masiva que duró seis años. A sus alrededores se extiende una gran masa de lava petrificada. Y lo mejor: es posible acceder al cráter. turismolanzarote.com
Eloi OmellaLástima que sea imposible bañarse en este increíble lugar que forma parte del Parque Natural de las Laguna de la Mata y de Torrevieja. Es de color rosa, que parece incluso fucsia según la época y el momento del día. Es debido a un tipo de bacteria que libera un pigmento de esa tonalidad en aguas con alta concentración de sal. comunitatvalenciana.com
BORUT TRDINADesde Vega de Río Palmas hasta Ajuy se extiende el Barranco de las Peñitas, uno de los lugares preferidos por los amantes de la escalada, repleto de senderos, uno de los cuales conduce a la ermita de la Virgen de la Peña. A poca distancia, este arco, formación rocosa en el macizo de Betancuria, es el escenario perfecto para meditar. visitfuerteventura.es
Getty Images/iStockphotoSituado en las comarcas de la Ribera Baja del Ebro y los Monegros, este es, con sus más de 8000 hectáreas, el conjunto de lagunas endorreicas, temporales y salinas más extenso e importante de Europa. Representa los procesos de creación de las sales que comenzaron a finales del Terciario y cuyas acciones continúan activas. turismodearagon.com
Lorente ObonCárcavas, cañones y barrancos se suceden en este sobrecogedor Paisaje Protegido que se extiende entre los municipios de Alhama de Murcia y Librilla, en la vertiente este de Sierra Espuña. Existen miradores para disfrutar del contraste de colores entre el azul turquesa del embalse y el blanco de las margas. turismoregiondemurcia.es
Isaías IbáñezLa Bardena Blanca es el área más desértica del Parque Natural de las Bardenas Reales. Barrancos laberínticos y sendas que cambian cada año por la erosión forman un paraje insólito, con cabezos como el de Piskerra, de 466 metros de altitud. Fue escondite de bandoleros. Atravesando el Paso de los Ciervos resulta fácil entender por qué. bardenasreales.es
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