
MAR MUERTO
Pocas experiencias hay en el mundo tan placenteras como flotar en las aguas del mar Muerto, que en realidad es un lago endorreico cuya salinidad es casi diez veces superior a la de cualquier océano. Situado en la frontera con Israel, está considerado el punto más bajo de la Tierra. Tiene una antigüedad de tres millones de años.
Ruslan Dashinsky
AMMAN
Entre el desierto y el fértil valle del Jordán, la capital del país se despliega, misteriosa y ruidosa, a la sombra de la ciudadela, que conserva los restos de un palacio omeya y un templo dedicado a Hércules (en la foto), recuerdo de su pasado romano, como lo son también el Odeón y el Teatro, en Al Balad, el “downtown”. El Souk Mango es uno de los zocos más antiguos y animados.
Joel Carillet
PEQUEÑA PETRA
Que su nombre no nos engañe. Aunque de menores dimensiones, esta antigua ciudad nabatea, también llamada Siq al-Barid, sorprende, como su hermana mayor, por sus edificios tallados en las paredes de cañones de arenisca. Algunos conservan pinturas en su interior. Quizás fuera una parada de caravanas antes de alcanzar Petra, a solo 14 kilómetros.
Nataliya Nazarova
JERASH
Con su espectacular avenida de columnas, esta es una de las ciudades romanas mejor conservadas de Oriente Próximo. Y eso que estuvo oculta durante siglos bajo la arena del desierto. El arco de Adriano da paso a templos y teatros, plazas e iglesias, calzadas, ninfeos y hasta un hipódromo que permiten reconstruir con la imaginación otros tiempos.
iStock
MADABA
Esta ciudad, que aparece mencionada en la Biblia, es célebre por el mosaico bizantino de la iglesia ortodoxa griega de San Jorge, que, con más de dos millones de teselas, forma un gran mapa en el que se aprecia el Nilo, Jerusalén, con la iglesia del Santo Sepulcro, y el Mar Muerto. En la Sala de Hipólito, en el Parque Arqueológico, otro mosaico narra el mito de Fedra.
Getty Images/iStockphoto
CASTILLOS DEL DESIERTO
Son castillos, pero también palacios y caravasares los que encontraremos diseminados por el desierto oriental jordano, construidos todos entre los siglos VII y VIII, en tiempos de los omeyas. Los mejor conservados son Qsar Kharana, Qasr Al-Hallabat y Qsar Amra, este con frescos en las paredes. El Qsar Azraq fue ocupado por Lawrence de Arabia.
Ahmad A Atwah
CASTILLO DE KARAK
Con un diseño casi trapezoidal que se amolda a la montaña sobre la que se alza, este es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura militar de los Cruzados. Fue construido en el año 1140 y tiene fosos de hasta veinte metros de altura. Saladino, uno de los grandes gobernadores islámicos, lo conquistó en 1189. Su ampliación es de la época de los mamelucos.
William Perry
WADI RUM
Wadi quiere decir valle y eso es lo que es este enorme desierto habitado por beduinos que cruzó varias veces Lawrence de Arabia durante la rebelión árabe de principios del siglo XX. En su honor, uno de los muchísimos jebels (formaciones rocosas) que salpican el paisaje recibe el nombre de Los Siete Pilares de la Sabiduría. El puente de piedra de Burdah es espectacular.
Getty Images/iStockphoto
UMM QAIS
Al igual que Jerash y Amman, la antigua Gádara formó parte de la Decápolis o, lo que es lo mismo, las diez ciudades más importantes de la frontera oriental del Imperio Romano. Merece la pena pasear entre sus ruinas (columnas, un mausoleo subterráneo, baños…) y, sobre todo, disfrutar de las vistas. En lo alto de una colina, domina el valle del Jordán.
Arpad Benedek
MONTE NEBO
Narra la Biblia que Moisés murió justo después de divisar la Tierra Prometida. La creencia popular dice que este monte, de algo más de 800 metros de altura, en la cordillera de Abarim, es ese mismo lugar. Es posible: al frente, Jerusalén y Jericó despuntan en el horizonte. Una cruz de hierro y una serpiente enrollada en ella recuerdan la historia.
Getty Images/iStockphoto
BETANIA
El río Jordán, que nace en el monte Hermón y desemboca, tras recorrer 360 kilómetros, en el mar Muerto marca la frontera natural entre Israel y Jordania, en cuyas tierras encontramos uno de sus tramos sagrados. Betania es el lugar donde se dice que San Juan bautizó a Jesucristo (en la foto). Peregrinos de todo el mundo suelen emular el momento.
Getty Images
WADI MUJIB
Ruidoso. Eso quiere decir Arnon, el nombre bíblico del río Mujib, que se extiende desde las montañas de Madaba, al norte, hasta Al Karak, al sur, a lo largo de 75 kilómetros. Atraviesa la reserva natural a menor altitud del mundo, formando un enorme cañón con paredes que alcanzan los cien metros de altura. Cascadas, saltos de agua y toboganes amenizan las diferentes rutas.
Fadi Bargoti
AQABA
En el punto más austral de Jordania, en el golfo de Áqaba, una de las entradas del mar Rojo. Es ahí donde se ubica la que es una de las ciudades más alegres del país, con puertos deportivos, playas privadas, centros de buceo y resorts. Construido como fortaleza cruzada, su castillo fue reconstruido por un sultán mameluco en el siglo XVI.
Tobias Helbig
RESERVA DE LA BIOSFERA DE DANA
La Reserva Natural más grande de Jordania es, en realidad, un profundo valle que desemboca en el Aravá, el wadi que une el mar Muerto con el mar Rojo y que forma parte del Gran Valle del Rift. Calizas, areniscas y granitos forman el roquedo de sus cañones escalonados. Un lugar fantástico para hacer rutas de senderismo y escalada y descubrir sus muchos restos arqueológicos.
Getty Images/iStockphoto
PETRA
No resulta difícil imaginar las caravanas de incienso, sedas y especias a su paso por la que fuera la capital de los nabateos. El sinuoso desfiladero del Siq precede al imponente Al Khazneh, el Tesoro, una tumba edificada en la pared de arenisca roja en el siglo I a.C. También tallada en la roca está la fachada del Monasterio, Ad Deir, en lo alto de una montaña.
Getty Images/iStockphoto