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Bebés 'reborn': parecen de carne y hueso pero no son más que muñecos hiperrealistas

Muñecos hiperrealistas en la feria 'Dolls and Reborn International Show' de Madrid
INÉS LÓPEZ

La evolución de los muñecos en los últimos años ha sido acelerada: de las míticas Peponas, rellenitas y suaves; a los Nenucos, que hasta iban al baño; pasando por las Barbies, que trabajaban de dentista, modelo o periodista; las Bratz, cabezonas y con labios carnoso; o las Monster High, terroríficas y divinas al mismo tiempo. Ahora llegan los reborn, muñecos hiperrealistas que parecen auténticos bebés.

“Un reborn es un muñeco artesanal, hecho a mano desde lo que se llama un kit (cabeza, brazos y piernas). Primero se pinta para darle un aspecto real, se le injerta el cabello y se le incrustan unos ojos de cristal; después se monta en un cuerpo de tela, rellenando las extremidades de forma estratégica para que pese como un bebé y ya lo puedes vestir, ponerle su pañal y listo”, explica María del Valle Escudero, presidenta de la Asociación Reborn de España (ARE).

Aunque son muñecos y cada vez son más populares entre las niñas, no se trata de un juguete como los anteriores, sino de una obra de coleccionista. Son producto de muchas horas de trabajo por parte de las personas que se dedican a pintar estas esculturas que en más de una ocasión se han confundido con bebés reales.

Muñecos hiperrealistas en la feria 'Dolls and Reborn International Show'.

El origen de estos muñecos es difuso: la leyenda que pulula por internet cuenta que provienen de la Alemania tras la Segunda Guerra Mundial, donde las madres reciclaban las muñecas de sus hijas al no tener economía suficiente para comprarles juguetes nuevos. Cogían partes de unas, partes de otras y construían sus propias muñecas, maquillándolas para darle un aspecto más nuevo.

Sin embargo, la presidenta de ARE no cree que esto sea verdad: “Llevo 13 años haciendo muñecos reborn y cuando empecé casi nadie los conocía, ni se dedicaba a ellos, ni siquiera en el extranjero. Tienen como mucho 20 años de antigüedad. No sé a quién se le ocurrió borrar con acetona a un muñeco normal y maquillarlo de forma realista, pero cada vez somos más”, explica.

En España empezaron a ser más conocidos a raíz de algunos reportajes que se emitieron en televisión, a finales de 2014 y principios de 2015, como el realizado por Cuatro para el programa Conexión Samantha, que causó un gran revuelo al mostrar a algunos adultos que mimaban y cuidaban a estos muñecos como si fueran bebés de verdad.

"Son obras de arte, no juguetes"

Antes de llegar al resultado final, el muñeco pasa por un largo proceso que puede durar hasta un mes: “Primero se pintan los brazos, piernas y la cabeza con una pintura especial (génesis, parecida al óleo) que se fija con calor. Se da capa por capa y se va sellando, hasta lograr la textura de la piel. Después se injerta el pelo con unas agujas especiales, aunque también se puede dibujar. Antes de montar el muñeco, se rellenan la cabeza, brazos y piernas con microesferas de vidrio (tienen el aspecto del azúcar), para darle peso. Finalmente, se unan las partes a un cuerpo de tela, se viste y listo”, detalla Marienca Gago, artista y vendedora de la ARE.

Esta morena muñeca cautiva a todos con su mirada y su melena rizada.

Además del trabajo del artista, el realismo depende de la escultura en vinilo en sí. Escudero cuenta que lo último que ha salido al mercado es “escanear a los bebés de verdad”: “Una empresa americana ha escaneado a bebés reales con una máquina especial que fotografía al niño mientras éste gira sobre un plato. Así sacan los moldes en vinilo”, cuenta.

Precisamente el largo y tedioso trabajo es la razón por la que los pintores y escultores de los muñecos reborn consideran que no se trata de un juguete y por lo que no es recomendable dejarlos en manos de menos de diez años.

La presidenta de ARE, que también es la dueña de la única tienda física de bebés reborn de España, cuenta que “cuando vienen a mi tienda a por un muñeco siempre pregunto la edad, porque si tiene menos de nueve o diez años es muy posible que lo estropeen en poco tiempo. Gastar tanto dinero en algo para que se rompa en unos días puede no sentar bien”.

Efectivamente, estos muñecos no cuestan lo mismo que cualquiera que puedas encontrar en tu juguetería más cercana, porque, no son juguetes, sino más bien esculturas, o así lo consideran los que se dedican a crear reborn. El precio estándar es de unos 600 euros, aunque pueden llegar a valer 1.5000 si se trata de ediciones limitadas o de pintoras y escultoras de mucho prestigio.

¿Quién compra un 'reborn'?

La moda de tener muñecos reborn empezó solo para coleccionistas. Escudero cuenta que “las clientas eran siempre adultas de todas las edades” y que, a pesar de su no recomendación para menores, ahora “se ha notado mucho la presencia de las niñas en redes sociales, donde ven vídeos de los muñecos y han empezado a pedirlos mucho”, asegura.

Esta pequeña bebé hiperrealista parece estar soñando con cosas bonitas.

“Estos muñecos son para tenerlos en casa expuestos, como un objeto decorativo solo que con la ventaja de que se puede cambiar de postura, de ropa… Pero bajo ningún concepto es un juguete”, defiende la presidenta de ARE.

Gago también diferencia dos mercados, “uno que va destinado a las niñas, porque les encantan estos muñecos, y otro para personas adultas”: “Hay muchas mujeres que los llevan a la vista, como si fueran un bebé de verdad. A eso se le está perdiendo el miedo, hasta hace poco sentían vergüenza. No estamos locas ni tenemos demencia. Al final esto es como el que colecciona trenes o coches antiguos”, defiende.

En ese sentido, la presidenta de ARE asegura que “nadie se cree que están vivos, ni nadie sustituye a su hijo por un reborn” y lo compara con las personas que colecciona Barbies: “No nos gusta que nos traten de locas. Esto es como la gente que habla con las plantas… Aunque sea una cosa inerte a la que les das cariño, si te hace sentir bien, pues no hay más que hablar”, reitera.

Además, Escudero habla de los beneficios que pueden tener los reborn en la gente mayor: “Hay señoras que están aburridas y estos muñecos son alicientes. Una vez una mujer me compró uno para su madre, enferma de Alzheimer, que había perdido el interés por todo, ya no se arreglaba, se estaba olvidando de cómo se vestirse… Un tiempo después volvió a mi tienda a por un vestido para el muñeco y me dijo que su madre había recuperado el interés por arreglarse, cambiar al reborn había hecho que volviera a acordarse de cómo vestirse… Hasta salía a pasear y se lo enseñaba a sus amigas. Había mejorado”, relata.

A pesar de esto, hay mucha gente que considera que estos muñecos están tan bien hechos que resultan inquietantes. Son frecuentes los comentarios comparando estos muñecos con bebés muertos o ver a personas que les da 'yuyu' tanto realismo.

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