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El que perdona, lo paga

Munitis, del Deportivo, lucha con Reguerio por la posición.
Lavandeira/EFE
El Valencia llevaba seis partidos seguidos sin encajar un gol. Una trayectoria impecable que ayer, en Riazor, se vio truncaba. Al séptimo, de penalti, acabó la racha y se complicaron las semifinales de la Copa del Rey.

Quique Flores auguraba un partido igualado. No se equivocó. El Valencia saltó al terreno de juego con las ideas muy claras: solidez defensiva y rapidez en ataque. La consigna, ante todo, era mantener la portería de Mora a cero. Todo se torcería al final.

El Depor, con más ímpetu que pegada, mantenía el control del balón. Pero no creaba ocasiones y se fue desinflando hasta que Duscher, en una brutal entrada a Albiol, fue expulsado. Al Deportivo le entró el miedo y elValencia se hizo con la pelota.

Iturralde da la nota

Fueron los mejores momentos del Valencia. Con la posesión del balón, los de Quique Flores impusieron su ritmo y llegaron con claridad con Villa y Regueiro. El descanso dio aire al Depor. Munitis lideró a los coruñeses y poco a poco fueron tomando terreno, aunque la defensa valencianista se mostró en todo momento inexpugnable.

Con uno más, el Valencia desperdició sus ocasiones más claras. Y en fútbol, el que perdona, lo paga. Iturralde González señalizó como penalti un dudoso agarrón en el área valencianista y Sergio, que acaba de saltar al campo, se encargó de engañar a Mora para establecer un resultado que pone muy cuesta arriba las opciones del Valencia en esta Copa del Rey.

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