El fútbol sirve para esto
- Andrés Iniesta dona sus botas del gol al Chelsea a la familia de un niño con parálisis para ayudar en su cura.
- Javi nació sin aire en el cerebro y sufría una parálisis severa
- Necesita seguir un costoso tratamiento en los EE UU.
Pésimo lugar una consulta médica para recibir noticias. Javi nació sin aire en el cerebro y sufría una parálisis severa. "Lo mejor es tenerlo sedado, sin sufrir convulsiones". Y siempre así. Javi y Mati, papá y mamá, encajaron la noticia como se puede en estos casos y regresaron con su bebé a casa, en Caravaca de la Cruz (Murcia).
Pero fue allí, en el pueblo, donde el matrimonio observó a una niña con la misma enfermedad que Javi, hipoxia, pero cuya evolución rallaba lo milagroso: "Supimos que en Estados Unidos había un tratamiento esperanzador (adjetivo mágico) y nos volcamos". Ficción o realidad, historias como esta siempre padecen un ‘pero': "El viaje a Filadelfia costaba 10.000 euros". Eran necesarios dos al año.
En este capítulo surge Encarna, la cuñada guerrera, afincada en Almoradí (Alicante). "Comencé a hacer rifas, sorteos y concursos, hasta que un día un chico pasó por mi puesto de aceitunas y le compré un cuadro de Iniesta".
Surgió el nombre del futbolista albaceteño y el run-run llegó a la imaginación de Encarna: "Hablé con un familiar suyo de Albacete y conseguí que me firmara el cuadro y una camiseta, que me mandó por correo". El envío tenía sorpresa: las botas amarillas del milagro en Stamford Bridge, aquellas que golpearon el balón del tanto que metía al Barça en la final de la Champions.
"Iba a vender las papeletas a 2 euros, pero ahora queremos esperar un poco para intentar recaudar más dinero", cuenta Encarna, dispuesta a "lo que sea por mi Javi".
El vaguete de Javi ya no es el mismo: "Desde nuestra primera visita a Estados Unidos, no ha dejado de mejorar. No puede hablar, pero sí entiende, responde a los estímulos y sonríe cada vez más", cuenta Javier padre, ahora en el turno nocturno para ayudar a su mujer en el cuidado de su único hijo: "Es un poco gandul pero se esfuerza mucho y cuando lo hace bien le llevamos al parque. Le encanta".
En agosto vuelven a Filadelfia: "El bien de Javi dependerá de nuestro sacrificio y llegaremos hasta que no podamos más", añade Mati, que pone el fin: "Gracias Iniesta".