La llegada de 'Torrente' a Filmin desata quejas contra la plataforma
Con su catálogo ecléctico, con gran presencia de cine europeo y 'de autor', la plataforma Filmin se ha convertido en una de las presencias más sólidas del VOD en España. Lo cual la pone en el punto de mira del público tanto para lo bueno como para lo malo. Sin ir más lejos, cuando la compañía barcelonesa anuncia que las cinco entregas de Torrente, la saga de Santiago Segura sobre el detective más impresentable de España, parte de sus suscriptores se han sentido decepcionados, llevando ese descontento a las redes sociales.
Tras el tuit de Filmin con un Jose Luis Torrente mostrando sonrisa, palillo, calva y caries, la timeline del servicio de streaming se llenaba de mensajes hostiles hacia la plataforma, las películas de la saga y el propio Santiago Segura. El director y actor, recordemos, se ha llevado severas críticas por sus recientes tuits acerca de la situación política. Este contundente mensaje, que califica a la saga Torrente de "basura", fue el primero de la avalancha.
Pero ojo, porque el mismísimo Segura replicó a este usuario indignado con una bonita anécdota. Y con croquetas.
A partir de ahí, los mensajes antitorrentistas se sucedieron, y los hubo para todos los gustos. Entre ellos, por supuesto, eran legión los que amenazaban con cancelar su suscripción a Filmin.
Y los responsables de Filmin, por su parte, ironizaban al respecto señalando que también llega a su catálogo los filmes de Andrey Zvyagintsev, el muy ruso y muy severo autor de Leviatán (desde aquí lo recomendamos mucho).
Ante una controversia como esta, podemos preguntarnos si los detractores de Torrente y Santiago Segura hacen bien o mal en manifestar sus reparos. Porque, si bien es cierto que tienen tanto derecho como cualquiera a expresarse y crear debate, también es verdad que su discurso da pie para que figuras de ideología opuesta ganen puntos señalando la amenaza de la "corrección política", la "cultura de la cancelación" y otros cocos modernos. Tal vez sea conveniente reservar la indignación para cuestiones mucho más serias.
Por otra parte, ¿qué diría el propio Torrente de todo esto? Pues hemos intentado imaginarlo... y no se nos ocurre nada que sea reproducible en público.