Las principales avenidas y plazas de Gotemburgo lucen del 30 de noviembre al 7 de enero una espectacular, pero refinada, decoración navideña, que ilumina las largas noches del invierno escandinavo. Algunas instalaciones, como la que proyecta motivos navideños sobre la fachada del ayuntamiento, permiten a los viandantes jugar con los cañones de luz a su antojo.
Göteborg&CoLas calles de Gotemburgo se llenan de mercadillos navideños en los que se puede comprar todo tipo de productos artesanales y dulces tradicionales, como almendras caramelizadas o vino caliente especiado. Los puestos instalados en la calle Haga (en la imagen), una coqueta vía peatonal flanqueada por las típicas viviendas de piedra y madera de la ciudad, y en los alrededores del Kronhuset, un antiguo polvorín del siglo XVII, son los más concurridos.
Göteborg&CoThe Singing Christmas Tree (el árbol de navidad cantante) es una de las más peculiares tradiciones navideñas de Gotemburgo. No se trata, obviamente, de un abeto con dotes musicales, sino de un escenario de forma triangular en el que las mejores corales de la ciudad interpretan villancicos, varias sesiones cada tarde, durante la temporada de Navidad (plaza Kungsportplatsen, del 30 de noviembre al 23 de diciembre).
Göteborg&CoEso es lo que significa el nombre sueco de “Slottskogen” con el que se conoce al mayor parque urbano de la ciudad, de casi 140 hectáreas (algo más que el Retiro madrileño) de extensión. Antiguo coto de caza de la realeza hasta finales del siglo XIX, hoy es un céntrico pedazo de naturaleza casi virgen al que los gotemburgueses acuden a hacer deporte, pasear entre sus lagos, colinas y valles y, con suerte, contemplar a los huidizos alces y renos, entre otra fauna nórdica, que pacen en semi libertad.
D. V.El río Göta se ramifica en un puñado de canales construidos en el siglo XVII por los fundadores holandeses de la ciudad, que recrearon su país natal en esta bahía de la costa del suroeste de Suecia. Por sus cauces, ya sin uso industrial o comercial, circulan hoy los ‘paddan’, una barcazas de pequeño calado que transportan a los viajeros a Liseberg, el parque de atracciones de visita obligada en temporada navideña, entre otros destinos de interés turístico. Las pequeñas pinceladas históricas sobre la ciudad que ofrece la tripulación, acompañadas de un vaso de vino caliente y galletas de jengibre, amenizan el trayecto (unos 20 euros; salidas del muelle de Kungsporplatsen cada 40 minutos).
Göteborg&CoEl parque de atracciones de Liseberg, una de las principales atracciones de la ciudad (recibe unos tres millones de visitantes cada año), interrumpe su letargo invernal con la llegada de la temporada navideña. Cinco millones de bombillas ornamentales iluminan sus jardines, avenidas y atracciones, entre las que se encuentran una pista de patinaje sobre hielo –este año se representa el ballet El Cascanueces–, una de las montañas rusas de madera más grandes de Europa o un inabarcable mercadillo navideño de productos artesanales de inspiración nórdica (la entrada al parque, atracciones incluidas, cuesta unos 25 euros).
Göteborg&CoEl mercado navideño instalado en el parque de Liseberg está dedicado a productos artesanales de inspiración nórdica, como cofres de madera, runas o espadas vikingas o, si se busca algo más práctico, unas mullidas zapatillas con las que mantener los pies a salvo del frío escandinavo.
D. V.Más de 100 manjares distintos esperan sobre la mesa el 24 de diciembre, el día central de la celebración navideña en Suecia. El orden de servicio, según manda la tradición, es invariable: arenques (marinados, en diferentes salsas, escabechados...), patés y embutidos, salmón ahumado en diferentes preparaciones y, para terminar, carnes calientes acompañadas del llamado 'Janssons frestelse', un contundente guiso a base de patatas, cebolla y pescado escabechado. Se riega con cerveza o 'julmust', una bebida no alcohólica de malta y lúpulo sin fermentar típica de estas fechas.
Göteborg&Co