Hace menos de un mes volví a ver la primera temporada de Top Gear, el conocido programa del motor de la BBC. En uno de los capítulos, Jeremy Clarkson, el presentador del programa, probaba un C6 y hacía con él un curioso experimento: se fue hasta un hipódromo para comparar las suspensiones de este francés con un BMW en una zona arenosa y bacheada. La diferencia fue sorprendente. Mientras que el BMW daba saltos y más saltos debido a la dureza de sus suspensiones, el Citroën se mantenía estable hasta tal punto que Clarkson parecía estar dormido al volante.
Del mismo modo, nuestro equipo de pruebas quiso experimentar si de verdad Citroën conservaba esa propiedad de confort en su hermano menor, el Citroën C5 (minisite). Para ello, escogimos el motor 2.0 HDI de 138 CV con acabado Exclusive (PDF).
Prioridad en el confort
Catamos las dos formas de conducción por una carretera de montaña y la diferencia entre la opción sport y la normal era muy pequeña . En el interior los ocupantes se balancean menos, pero el comportamiento del vehículo nos pide en cualquier caso que no vayamos tan rápido porque es un coche concebido para ir tranquilo, sin prisas y disfrutando de la velocidad de crucero.
Lleno de ayudas
Son muchos los elementos que se han añadido a este "francés con corazón alemán". Entre ellos, destacamos los faros que aumentan la seguridad gracias a que son bi-xenón autodireccionables, el freno de estacionamiento eléctrico automático (cuando aceleramos se quita directamente sin tener que tocar ningún botón o palanca), su sistema Navidrive increíblemente preciso (en la navegación daba un margen de error menor o igual a un metro en sus indicaciones y con su pantalla de 7 pulgadas no daba pie a tener ningún tipo de duda en nuestro camino).
Pero aquí no acaba la tecnología. A la hora de buscar aparcamiento en ciudad, el coche calcula, siempre que vayamos a menos de 10 km/h, el espacio disponible entre dos coches. En el caso de que nuestro C5 quepa (4,77 m), el coche nos avisa. A modo práctico, lo pudimos probar por Madrid. Es muy útil cuando se busca un sitio y no te das cuenta de si hay un hueco por el lado contrario al que estás buscando. Sin embargo, hay que ir demasiado despacio, casi parado para que funcione por lo que puede resultar un tanto agobiante tanto para el conductor del propio vehículo como para aquellos que suelen 'achuchar' al que está buscando plaza.
Un gentleman francés
Con sólo ubicarnos en los asientos, nos sentimos recogidos y cómodos. Los sillones delanteros (de cuero en nuestro modelo) tienen multitud de mandos para regular profundidad, altura, lumbares e incluso la parte superior de la espalda. Es como estar en un buen sillón de una mansión, sólo que esa mansión es rodante y francesa.
Sin embargo, la marcha en autovía es totalmente distinta en cuanto a sensaciones. Hay que estar muy atento al tacómetro porque puedes ir muy rápido sin que la sensación de velocidad sea la misma que la que indica la aguja de la velocidad. Esto se debe, además de las suspensiones blandas diseñadas para el máximo confort, a que el habitáculo está altamente insonorizado.
Pequeños detalles
Siempre que el equipo de pruebas de 20minutos.es analiza un coche, suele percatarse de pequeños aciertos y errores que encontramos en el vehículo. A continuación te comentamos brevemente cada uno de ellos para haceros una idea global de los pros (P) y los contras (C):
- (P) El asiento del conductor se echa para atrás para facilitar la salida de éste. (C) Sin embargo, es excesivo el movimiento por lo que nos chocamos con el pilar central de la carrocería. Además, si hay algún pasajero detrás, se verá atrapado por el movimiento automático del sillón.
- (P) En este vehículo nos hemos encontrado con uno de los apoyabrazos para conductor más cómodo, alto y ancho que hemos visto hasta ahora en el mercado de las berlinas.
- (C) Cuando la suspensión Hydroactive III+ está en su posición más blanda, el capó resulta un poco alto por lo que puede dificultar un poco la visión delantera, sobre todo a la hora de aparcar y si no se tiene el asistente de ayuda al aparcamiento.
- (P) A la hora de coger una cosa de la guantera de la puerta del conductor, se ilumina una luz de cortesía que siempre se agradece.
- (P) La rueda de respuesto es normal, y no de emergencia que sólo puede recorrer 80 km.
- (P) La guantera delantera del copiloto es muy grande. Cabe tumbada una botella de un litro y medio.
- (C) Echamos en falta en el navegador una visión nocturna ya que como mucho podíamos disminuir el nivel de brillo o quitar directamente el navegador para conducir en modo nocturno.
- (C) Los paneles del mando en los Citroën no se mueven con el volante. Al principio puede resultar un poco incómodo adaptarse a este cuadro de instrumentos estático.
- (C) Creemos que peca por exceso en la cantidad de botones que hay tanto en el volante multifunción como en el panel de mandos.
- (P) Nos sorprendió la excelente media del consumo de este motor que puede llegar más allá de los 1.000 km.
- (P) En la seguridad activa destacamos el avisador de cambio de carril en el caso de que no seleccionemos el intermitente.
Conclusión
En España apareció este coche con un anuncio en el que se aseguraba que tenía un espíritu francés, con un carácter alemán. La verdad es que más que nada es un francés al 90%: cómodo, práctico para largos trayectos, un viajero incansable que mima a sus ocupantes... pero que peca cuando quiere hacer excesos en carreteras secundarias, sobre todo a la hora de dirigirlo con agilidad. Como bien decimos, es un Willy Fogg de cuatro ruedas.
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