Toyota iQ: un serio competidor del Smart

Imagen lateral del Toyota iQ.
Imagen lateral del Toyota iQ.
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Imagen lateral del Toyota iQ.

El iQ, reconocido ya como uno de los mejores diseños paridos en 2008, es detrás del Smart el utilitario más pequeño que circula actualmente por las carreteras españolas. Por su diseño vanguardista y por la estabilidad de su ancho de vías, lo cierto es que no tiene mucho que ver con los insípidos compactos baratos. De hecho, el IQ es un coche caro, pero por algunas de sus características puede llegar a valerlo. Está a la venta desde 11.340 euros con el motor menos potente pero a su vez más económico. Con equipamiento extra, nuestra unidad superaba los 14.000 euros.

Diseño

El iQ no se parece prácticamente nada a otros modelos. Cuando en 2008 se presentó en el Salón de Ginebra, Toyota lo vendió allí como "un coche de tres plazas con maletero" y lució una nueva distribución del navegador y la consola dentro del salpicadero.  Una vez en el mercado se ha confirmado que su orientación es puramente urbana. Resulta extraño comprobar cómo en un coche en el que debes jugar al tetris para colocar tu equipaje haya espacio de sobra entre piloto y copiloto. El lema parece ser "ir cómodos, pero tampoco muy lejos".

Interior

El acceso a la plaza del conductor no es incómodo porque la altura del coche es incluso superior a la de otros más largos como un Suzuki Alto. Una vez dentro, y por más que busquemos, no podremos configurar la altura del asiento porque el ajuste no existe, ni como opción ni como extra. Tampoco el ajuste del volante en profundidad es posible en el iQ.  El cuadro de mandos consiste en dos marcadores para la velocidad y las revoluciones (el primero mucho más grande que el segundo). Además, hay un pequeño recomendador de cambio de marchas también incluido de serie, control de estabilidad y, en nuestro caso, asientos de tela y cuero calefactables con un sobrecoste de 750 euros.

Comportamiento del motor

Comprobando la ficha técnica la cosa pintaba divertida. Un motor gasolina 1.0 con 68 cv de potencia, cambio manual de cinco marchas y un depósito que a duras penas llega a los 30 litros de capacidad. En ciudad, donde la utilización del iQ será por lo general mayoritaria, la capacidad de giro es su punto fuerte. En cuanto a comodidad de utilización, el único punto débil que hemos encontrado es que la suspensión trasera es excesivamente incómoda cuando hay baches. En cualquier caso, es un defecto a asumir, ya que cualquier irregularidad se nota más al volante ya que circulamos mucho más cerca de los ejes.

Un largo viaje

Comprobar las virtudes del iQ en ciudad parecía algo fácil, así que decidimos sacarlo a la autopista y recorrer más de 1.500 kilómetros por autovías y autopistas, donde la velocidad media fue de unos 100 kilómetros por hora. Esto no quiere decir que circuláramos casi siempre a esa velocidad, sino que en repechos y pendientes prolongadas la velocidad caía drásticamente, obligando en muchas de ellas a reducir hasta la tercera marcha y perder por completo la media de velocidad.

Toyota iQEn el iQ se pude circular rápido si la carretera es totalmente llana o cuenta con una ligera pendiente hacia abajo. Aunque la ficha técnica fija la velocidad máxima en 150 km/h, el iQ es capaz de superar esa cifra en ocasiones puntuales.  El depósito de combustible nos ha permitido hacer etapas más o menos normales. Llenándolo hasta que la manguera del surtidor saltó por primera vez (es decir, casi lleno), en la primera de ellas pudimos hacer cerca de 400 kilómetros hasta que entró en reserva de nuevo (que por cierto, no tiene un aviso acústico). El consumo medio fue de 5,1 litros, con lo que gastó en total 20,4 litros (el depósito nos costó llenarlo unos 22 euros desde que entró en reserva).  Aunque en autopista el consumo medio sea éste, el iQ puede consumir mucho menos. De hecho, conseguimos bajarlo en un viaje de 30 kilómetros entre poblaciones por carreteras en las que no se podía superar los 90 km/h. A una velocidad siempre legal, el indicador marcó al final del trayecto 3,8 litros. Si las matemáticas no fallan, el viaje pudo hacerse con tan sólo 1,14 litros.

Y aunque no es lo típico de estos vehículos, es de recibo reconocer que el iQ es un coche seguro activamente (control de estabilidad de serie) y también pasivamente (nueve airbags incluidos).  Sobresaliente en protección de adultos y seguridad interior.

Resumen

Después de un viaje tan largo con un coche tan pequeño, la conclusión que podemos sacar es que el iQ es un coche de verdad con un motor pequeño. Toyota tiene a la venta otra motorización 1.3 con 99 cv (que todavía no hemos probado) que aunque permitirá una comodidad total en carretera, pone su precio con extras por encima de los 15.000 euros. La motorización más básica es satisfactoria y su precio, aunque algo elevado, merece la pena pagarlo.

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