Hoy te propongo que su pene se convierta en una masa de barro, como cuando jugábamos en la guardería. Ponte una cantidad abundante de lubricante en las palmas de las manos. Entrelaza tus dedos para formar una especie de cesta. Deslízalos sobre el pene de forma que su glande sobresalga entre tus pulgares.
Poco a poco ve cerrando los dedos, desliza las manos hacia arriba hasta llegar al final y luego mueve las manos hacia ti, de manera que los dedos entrelazados se deslicen sobre la punta del pene. Hazlo una y otra vez, sin parar, repite estos movimientos
hasta que le oigas rugir.
Círculos
Cuando lanzas una piedra al agua se forman alrededor del lugar donde toca el agua círculos
cada vez más separados. Quédate con la imagen en la cabeza. Coge su pene con ambas manos. Luego gira las manos en direcciones opuestas y vuelve a la posición inicial girando también.
Repítelo y si te apetece mueve también las manos de arriba a abajo por todo el pene mientras lo haces, puedes también ir aumentando la presión cada vez más.
Recuerda lo que aprendiste cuando se masturbó delante de ti.
A todo ritmo
La clave de este juego
es no parar. Será un poco duro para ti, pero te compensará cuando veas su cara. No dejes de sobar, presionar, acariciar de arriba abajo con una mano. Cuando llegue al final, que la otra tome el relevo en un ritmo trepidante.
No te detengas: cada vez más fuerte, hasta que él esté
al borde del desmayo. Ah! Y dile que mañana "te toca a ti".
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