Los programas en el trabajo destinados a luchar contra la inactividad física y los hábitos sanos de alimentación son efectivos para mitigar el impacto de la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares.
"Incrementar la productividad del trabajador, mejorar la imagen corporativa y moderar los costes de los tratamientos médicos son algunos de los argumentos que pueden propiciar que los directivos emprendan e inviertan en programas de Promoción de la Salud en el Trabajo".
Esta afirmación se extrae del estudio conjunto realizado por el Foro Económico Mundial y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Las dietas poco saludables y el excesivo consumo de energía, la inactividad física y el tabaco son los mayores factores de riesgo para las enfermedades no comunicables.
El estudio citó conclusiones científicas de que una dieta sana y una adecuada actividad física - al menos 30 minutos de ejercicio moderado unos cinco días a la semana - ayudan a prevenir las enfermedades no comunicables.
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