Enganchados al móvil: más 'whatsapps', roces con la familia y un "cambio" en nuestra vida

Érase un hombre a una pantalla táctil pegado. Así, tirando de Quevedo, podría titularse el último barómetro del CIS, en el que, por si hubiera aún alguna duda, el teléfono móvil es designado como el aparato o la nueva tecnología que ha cambiado más "la vida cotidiana" de las familias españolas. Un 47,2% lo afirma con rotundidad, casi el doble de los que mencionan la conexión a Internet (24,5%).

Tiene su lógica: el 92,9% de los encuestados asegura haber usado el teléfono en los últimos seis meses solo para llamar o mandar SMS, 2,4 puntos más respecto a septiembre de 2014, última vez que se preguntó por las TIC, y 26,3 puntos más que los usuarios que declaran haber usado un ordenador (66,6%); las tabletas se quedan en un 34%. Este 92,9% es, no obstante, una media: entre los 18 y los 44 años el porcentaje sube hasta el 98,1%.

Desde hace seis meses, además, ha crecido significativamente tanto el uso de Whatsapp (64,8% a 69,6%) como el del correo electrónico (57,8% a 62,8%); también, algo menos, el de las redes sociales (46,7% a 47,7%). Quienes más utilizan las dos primeras herramientas son personas entre 25 y 34 años; las redes sociales tienen más aceptación entre los 18 y los 24.

Y este uso, en general, es ya casi compulsivo, porque ha subido el porcentaje de aquellos que utilizan "continuamente" la mensajería instantánea (46,7% a 48,8%), el mail (17% a 22%) y las redes sociales (17,9% a 20,3%) y, en el caso del correo electrónico, también los que lo hacen "varias veces al día" (21,3% a 30,6%).

El informe Sociedad de la Información en España 2014 ya decía en enero que una de cada tres personas, una de cada dos si son menores de 26 años, consultan el móvil "cada vez que disponen de cinco minutos libres". El CIS corrobora: el colectivo que aglutina un porcentaje mayor de usuarios de Whatsapp de forma continua es el de los estudiantes (76,7%).

El 80,4% de aquellos encuestados por el centro que ha usado alguna tecnología en el último medio año, ha enviado un sms, un correo electrónico o un Whatsapp con su teléfono móvil; el 50,9% se ha instalado alguna aplicación en el móvil.

Es, según los encuestados, una cuestión de necesidad. El 39,9% de los encuestados cree que el móvil es "muy necesario" y el 40,2% "bastante necesario" en la vida cotidiana.

En el caso de la conexión a Internet, los porcentajes bajan al 34,2% y al 34,2%, respectivamente; les siguen el ordenador (26,9% y 35%), el correo electrónico (23,9% y 30,9%) y la mensajería instantánea (23,4% y 33%). Las redes sociales y las tabletas (el CIS incluye aquí también a ebooks) se llevan lo peor: son "poco necesarios" según el 34% y el 31,6%, respectivamente.

Resulta llamativo que hasta un 70,5% de los usuarios tecnológicos con hijos mayores de 12 años han tenido que recurrir a su ayuda para resolver alguna "situación" con su móvil —siempre en relación a llamadas o sms—.

Los padres parecen más duchos en el manejo del ordenador (pidieron ayuda el 43,6%) y de Internet, lo que incluye también WhatsApp y el correo electrónico (43,5%), aunque hay que tener en cuenta que a partir de los 45 años estas tres tecnologías se utilizan en menores porcentajes. Un 64,9% de los padres, eso sí, comparte con alguno de sus hijos un grupo de Whatsapp, Line, Telegram, etc, frente al 42,6% que coincide con ellos en redes sociales (Facebook, Twitter).

Los encuestados reconocen que usar este tipo de aparatos y tecnologías provoca roces. Crece considerablemente respecto a septiembre de 2014 el porcentaje de aquellos que creen que en los últimos años ha aumentado el conflicto familiar por el uso de las nuevas tecnologías (de 39,1% a 51,5%) y también el porcentaje de los que creen que ha disminuido la comunicación entre padres e hijos (56,2% a 67,9%).

El uso del teléfono móvil se ha convertido en una de las cuatro principales causas de conflicto con hijos adolescentes que llevan a las familias españolas a recurrir a servicios de mediación, junto a los problemas con los estudios, con las tareas en el hogar o de relaciones interpersonales, según datos ofrecidos por el sector en enero.

Más problemas: para el 42,1% (36,3% en 2014) la tecnología ha provocado que se deterioren las relaciones con los abuelos y para el 49,4% (38,5%) ha ocurrido lo mismo con la pareja. Para el 80,6% (78,2%) también se ha visto mermada la protección de la intimidad. El 36,7% de los encuestados, de hecho, cree que el riesgo más habitual al que están expuestos los menores en Internet es "la difusión de fotos o vídeos comprometidos" y colocan como segunda opción "ser acosado u hostigado con el fin de obtener concesiones sexuales" (21,4%).

Solo el 9,8% de los españoles declara haberse arrepentido de enviar algún tipo de "mensajes, vídeos o fotos" a través de Internet o el móvil, frente a un 80,2% que no. Y solo el 5,4% ha tenido alguna vez problemas por contenidos que otros han enviado sobre él. Hay que recordar que todos los encuestados son adultos. El 59,5% de estos adultos considera que la edad de inicio de los niños o jóvenes en el uso de móviles (llamadas o sms) debe estar en los 12/15 años y el 45,2% cree que la misma edad es válida para el uso de Internet, incluido Whatsapp.

En cuanto las redes sociales, los encuestados elevan la franja a los 16/18 años (40,4%). Pero una cosa es lo que opinan y otra la realidad. ¿A qué edad creen que empiezan los niños a usar todas estas nuevas tecnologías? Gana por goleada la franja de los 6 a los 11 años.

El 67,2% de los encuestados declara tener hijos y, de ellos, el 54,4% ha hablado "varias veces" con sus vástagos de los usos (potencialidades y riesgos) de las TIC; el 26% solo lo ha hecho "alguna vez". La negociación del tiempo de uso queda en tablas: en el 30,3% de los casos prevalece el mandato de los padres y en el 31,8% se cree que los hijos ya son "mayores para organizar ellos mismos su dedicación" a las nuevas tecnologías.

Por último, si bien las relaciones muy cercanas pueden verse afectadas por el uso de las nuevas tecnologías —el 51,1% cree que los miembros de su familia "se aíslan más"—, el contacto con familiares que viven lejos se beneficia (el 63,5%). Un 39,2% de los encuestados que usan TIC cree que su uso le sirve "bastante" para estar más cerca de aquellos familiares con los que no convive. Hay que hacer una excepción a todo esto, la de los "amigos de siempre": un 57,8% cree que los miembros de su familia se relacionan más con ellos gracias a las TIC.

¿Y a qué le quita tiempo la tecnología? Sobre todo, a leer libros, periódicos o revistas en papel (61,9%), a buscar información en bibliotecas (47,8%), a "estar sin hacer nada" (43,3%) y a hablar con la pareja "cara a cara" (38,7%). El menos perjudicado es el trabajo (14,1%). Todos estos porcentajes casi se resumen en uno solo y evidente: un 58% de los encuestados cree que las nuevas tecnologías han cambiado "mucho" la vida cotidiana de las familias en nuestro país.