Turismo y cambio climático, ¿víctima o más bien agresor?

  • El cambio climático repercute directamente sobre la forma de concebir el turismo.
  • El sector turístico es muy sensible al medio ambiente y su actividad ya ha comenzado a enfocarse hacia cauces más sostenibles.
  • Produce efectos en el territorio, ocupando espacios naturales de valor ecológico.
Imagen cedida por Greenpeace de un montaje de cómo se vería afectada la ciudad de San Sebastián por la subida del nivel del mar en 2100.
Imagen cedida por Greenpeace de un montaje de cómo se vería afectada la ciudad de San Sebastián por la subida del nivel del mar en 2100.
Pedro Armestre/Mario Gómez / EFE
Imagen cedida por Greenpeace de un montaje de cómo se vería afectada la ciudad de San Sebastián por la subida del nivel del mar en 2100.

Calentamiento global, aumento del nivel del mar, fenómenos meteorológicos extremos o pérdida de biodiversidad son algunas de las consecuencias directas de eso a lo que llaman cambio climático, un fenómeno que afecta a la “salud planetaria” y que repercute, de manera directa, sobre la forma de concebir el turismo.

En los últimos años se ha observado una grave alteración medioambiental que está transformando negativamente el entorno geográfico y obligando a distintas empresas a rediseñar su oferta.  Uno de los actores que más debe trabajar en ello es el sector turístico, un segmento muy sensible al medio ambiente cuya actividad ya ha comenzado a enfocarse hacia cauces más sostenibles, con respeto a los diferentes ecosistemas y cuidando el entorno para evitar la total destrucción de los lugares más afectados por el cambio climático.

¿Son las empresas turísticas victimas o agresoras? ¿Contribuyen al deterioro de los territorios? Los expertos defienden que el turismo impulsa este fenómeno con actividades generadoras de “emisiones de Gas Efecto invernadero (GEI)”, como el transporte de turistas y el consumo energético de las instalaciones hoteleras. Así lo considera la directora General de la Oficina Española de Cambio Climático (OECC), Susana Magro, que detalla que, la actividad turística “produce efectos en el territorio sobre el que se asienta, ocupando espacios naturales de gran valor ecológico”.

El responsable de la agencia de viajes Ecowildlife, José Luis Rivera, defiende que “es el turismo masivo el que está provocando el impacto ambiental con el consecuente deterioro de muchos territorios”. No obstante, el experto de esta compañía pionera en España en viajes de ecoturismo, naturaleza y safaris, indica que lo que realmente afecta al cambio climático son “las emisiones masivas de contaminantes a la atmósfera” y sostiene que “el turismo sólo emite una pequeña parte”, por lo que la industria pesada es el mayor contaminante.

Algunas de las consecuencias de ese impacto responden a la masificación que provoca inundaciones en zonas de playa o graves efectos en espacios naturales donde “la proliferación de resorts en valles alpinos está acabando con biotopos -zonas donde se asienta la comunidad de seres vivos- enteros”. Uno de los actores más dañados por este problema es la fauna que vive en esas zonas ya que, según apunta Rivera, “la capacidad de adaptación de los animales depende de la velocidad con que se den los cambios: cuanto más bruscos, mayor dificultad”. “En ese caso se producen alteraciones en sus costumbres, migraciones y reproducción”, asevera.

Algunos de los ejemplos citados por el experto son el caso del lago Nakuru (Kenia) que se encontraba inundado en agosto impidiendo la alimentación de los flamencos cuando, normalmente en estas fechas, el lago apenas contiene agua. Otra de las consecuencias observadas por Ecowildlife es que, el pasado mes de junio, pudieron verse ánsares en las Tablas de Daimiel, mientras que hace unos años sólo venían a invernar a nuestro país.

Cambios e incertidumbre

Ante este panorama, el turismo se ha visto empujado a adaptar su oferta al nuevo escenario con especial cuidado en las instalaciones hoteleras y con servicios sostenibles para sus clientes. Se trata, en definitiva, de conseguir una mayor concienciación de todos los implicados para que, trabajando en equipo, se puedan mitigar los impactos del cambio climático.

En los últimos años, se ha observado un cambio en los patrones de conducta de los viajeros con medidas como “reducir la estancia media en el lugar, retrasar el momento de decisión del viaje o cambiar hacia nuevos destinos”, según señala la directora General de la OECC.

Respecto a la industria turística, la experta considera que el principal impacto lo sufrirán, de forma directa, aquellos alojamientos y agencias de viajes receptivas de los destinos más afectados, lo que provocará importantes consecuencias económicas. “La repercusión más importante sería, en el peor de los escenarios, un progresivo cierre de establecimientos turísticos, un incremento del desempleo y un estrangulamiento económico de los destinos”, puntualiza.

Todo ello, hace que nos encontremos en un contexto de cambio e incertidumbre que nos obliga a adaptarnos a gran velocidad. En España, por ejemplo, siempre hemos contado con el sol de forma periódica lo que nos hacía prever nuestra demanda y, sin embargo, el pasado verano se registró el agosto más lluvioso de los últimos años. Otro claro ejemplo de inestabilidad es la escasez de nieve, que provoca que hoy en día no se sostenga una estación de esquí sin cañones de nieve artificial. Así nos lo cuenta el experto de Ecowildlife que añade que, todo ello, afecta de manera considerable a “los agentes receptores”. “Las zonas más vulnerables al cambio climático serán las que más se resientan en este sentido y España es uno de los espacios de riesgo”, añade.

¿Turismo concienciado?

Cuando preguntamos a los expertos si se observa una mayor sensibilización del sector turístico ante este problema, Rivera explica que aunque existen “muchas empresas que trabajan en el campo del turismo sostenible, son muy pocos los que lo utilizan”. “El gran turismo, aquel que contamina en grandes cantidades, sigue utilizando enormes cruceros, hoteles gigantescos y recursos ilimitados a precios ilimitados y es ahí donde debería haber una mayor concienciación”, concluye.

Para sensibilizar al sector, cada vez son más las empresas que emprenden acciones como la “Iniciativa ADAPTA”, puesta en marcha por la Oficina Española de Cambio Climático. Se trata de una propuesta para promover la adaptación al cambio climático en las estrategias empresariales del sector privado. El turismo es uno de los cinco sectores incluidos en el proyecto, cuya metodología ha sido aplicada a una empresa hotelera a través de un proyecto piloto, nos explica Magro.

Otra de las medidas es el Plan de Impulso al Medio Ambiente (PIMA Sol), lanzado conjuntamente entre el Ministerio de Agricultura y el Ministerio de Industria, Energía y Turismo. Se trata de conceder ayudas a hoteles que realicen inversiones en mejoras de su eficiencia energética y que cumplan las condiciones mínimas establecidas en el Plan. Asimismo, estas empresas dispondrán de una línea de crédito para financiar las obras de rehabilitación.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento