El 'glamping': camping sí, pero sin cargar y montar la tienda

  • Glamour y camping: es posible alojarse en plena naturaleza, con todo el confort y un servicio propio del mejor de los hoteles.
  • Elimina todos los inconvenientes del camping de toda la vida, como cargar y montar la tienda, dormir en el suelo o estar sin electricidad.
  • O Homem Verde o Pedras Salgadas son ejemplos de esta moda en Portugal.
Dos de las tres habitaciones de Pedras Salgadas Spa (Portugal) que se meten en el bosque.
Dos de las tres habitaciones de Pedras Salgadas Spa (Portugal) que se meten en el bosque.
Pedras Salgada
Dos de las tres habitaciones de Pedras Salgadas Spa (Portugal) que se meten en el bosque.

Si lo bueno de hacer camping es estar en contacto con la naturaleza, para muchos lo malo son sus incomodidades. Es decir, algunos le pedían al camping la cuadratura del círculo. Vamos, que lo queremos todo. Y sin embargo ese “imposible” existe. Es el glamping.

La palabra proviene de la mezcla de glamour y camping. Tenemos de ese modo la posibilidad de alojarnos en plena naturaleza, pero sin que eso suponga prescindir del máximo confort y un servicio propio del mejor de los hoteles.

Más que privilegios, la ventaja del glamping es que elimina todos los inconvenientes de los campings de toda la vida, como el de cargar y montar la tienda, dormir en el suelo o estar sin electricidad. Es una modalidad pensada para quienes buscan naturaleza sin abdicar del confort de una casa y de algunos otros privilegios que no se incluyen en el tradicional concepto de acampada.

La práctica de esta nueva forma de hacer turismo surgió a comienzos del siglo XX con los viajeros ricos de Europa y de América que iban a acampar a África sin renunciar a su lujoso estilo de vida, alojándose en campamentos que les ofrecían las ventajas y comodidades a las que estaban acostumbrados.

'Glamping' en Portugal

La moda del glamping ha llegado a Portugal. Armoniosas casas en los árboles, sofisticadas tiendas indias o africanas y yurtas, las típicas viviendas de los nómadas mongoles, son algunas de las opciones que ofrece el país vecino para los adeptos al camping con glamour.

"Cambia mucho la experiencia de acampar, las personas sólo se tienen que traer a ellas mismas", explica el británico Chris Smith, propietario de un recóndito y original espacio en Penela, al norte Portugal, que alberga a sus visitantes en acogedoras tiendas mongoles (yurtas) y en tiendas típicas de las reservas de los indios americanos (tipis).

Entre caminos, cascadas, riachuelos y piscinas naturales, su establecimiento, O Homem Verde no sólo recibe seguidores del camping de lujo, sino también aquellos que aprecian una experiencia original y que normalmente "eligen las tipis porque se parecen más a las tiendas tradicionales", según el propietario.

Las yurtas, que son como casas móviles circulares que usaban los nómadas de Mongolia, se parecen más a una habitación de hotel, están pintadas a mano y decoradas con un estilo rústico-étnico-contemporáneo. Tienen su propia chimenea y una ventana circular en el techo a través de la que se observa el cielo estrellado.

Otro ejemplo, mucho más sofisticado, es el parque natural de Pedras Salgadas, a apenas 40 kilómetros de la frontera con España, entre las localidades de Vila Real y Chaves, donde los visitantes duermen en innovadoras casas construidas en las copas de los árboles, a unos seis metros de altura.

"Es un concepto completamente nuevo, no hay nada igual en Portugal", relata Maria José David, directora del Pedras Salgadas Spa & Nature Park. Integradas en el paisaje y pasando prácticamente desapercibidas, son casas construidas en madera y pizarra, de unos 25 metros cuadrados, que cuentan con dos ventanas –una que da al parque y otra al cielo– un baño, una pequeña cocina, cama de matrimonio y sofá.

Pese a tratarse de un mercado todavía muy reciente en Portugal, ya es posible encontrar espacios de este tipo de norte a sur del país, algunos de ellos incluso con propuestas de estancias todavía más sorprendentes o poco comunes.

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