El miedo bajo control sienta bien: genera adrenalina y testosterona

  • El susto, el miedo controlado, genera adrenalina y eso gusta.
  • Pero a otros también les genera mucho cortisol, una hormona que desasosiega.
  • Los sustos en fiestas como Halloween generan también mucha testosterona.
Calabaza típica de las celebraciones de Halloween
Calabaza típica de las celebraciones de Halloween
Calabaza típica de las celebraciones de Halloween

Músculos en tensión, pulso acelerado, respiración entrecortada… El cuerpo humano se prepara para afrontar la noche de Halloween, una fiesta no apta para corazones delicados. Importada de Estados Unidos, es ya una celebración que casi hemos asumido como propia. Apetece pasar miedo y al cuerpo le sienta bien.

El susto activa una “respuesta del sistema nervioso ante una amenaza”, precisa Jerónimo Saiz, catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Alcalá y presidente de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental. Al entrar en un estado de alerta activamos el “pensamiento divergente” que estimula la creatividad y nos permite asociar unos hechos con otros, añade el psicoterapeuta Luis Muiño.

“Vemos cosas más allá de la realidad, intentamos buscar conclusiones a partir de los pocos datos que tenemos”, matiza. Esto quizá explica por qué a veces sentimos temor no solo por lo que está ocurriendo sino por lo que creemos que puede llegar a pasar, tal y como sugiere el doctor Saiz.

Sobre todo en la noche de los difuntos, la ocasión perfecta para liberar adrenalina y reirse a carcajadas después de cada susto. El pasaje del terror excita y estresa, pero tiene una gran ventaja: “no es real, lo que conlleva una sensación de control que puede reducir la ansiedad”, señala Saiz. “La película de miedo se acaba y la fiesta de Halloween también”, agrega el psiquiatra. Hay margen de sobra para pasar “del pánico a lo cómico” sin tener que lamentarse.

El miedo bajo control fabrica risas 

En este sentido, Muiño se refiere al popular festejo como la caja mágica del pánico, “en la que entras y sales indemne habiendo pasado un poquito de miedo”. O dicho de otra manera: asistimos a una “ingesta controlada de terror” que permite que la situación no se nos vaya de las manos.

Hay personas que generan mucho cortisol entendido como “la hormona que desasosiega”, por lo que “no les compensa la adrenalina que liberan a cambio de todo el miedo que pasan”, explica el psicoterapeuta. Por el contrario, aquellos que adoran dar y recibir sustos se suelen quedar con la parte positiva. “Disfrutan con el estrés y necesitan adrenalina para sentirse bien. Son buscadores de emociones fuertes”, puntualiza el doctor Saiz.

El terror resulta atractivo por ofrecer apertura a nuevas experiencias y sensaciones. “No hay nada más estimulante que el miedo”, algo que nos aporta tanto “alimento para el coco” como la sensación de “estar explorando algo desconocido sin reglas claras”, apunta el psicoterapeuta.

La testosterona también tiene reservado su palco de honor en esta fiesta, calificada por Muiño como la ocasión perfecta para ligar. “Los sustos generan mucha testosterona. Si te llevas al chico o chica de turno a pasar miedo, los abrazos están asegurados”.

Saiz destaca el aspecto “lúdico y gracioso” de la fiesta de Halloween y subraya los beneficios de la carcajada que sigue al miedo: “Reirse de los temores que afectan a las grandes incertidumbres, como la muerte, tiene un efecto liberador”.

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