Algunas sencillas pautas para enfrentarse al miedo a volar

Volar en avión puede provocar ansiedad en algunos viajeros, pese a que es uno de los medios de transporte más seguros. Se estima que un 20% de la población tiene miedo moderado a volar y un 10% síntomas severos.

Al acercarse al avión estas personas pueden sentir taquicardia, temblor de piernas, mareos, agitación, sudoración excesiva, ganas de vomitar y de llorar. Hay consejos muy sencillos que pueden servir para aminorar ese miedo o al menos tener sus síntomas bajo control. Rumbo ha enumerado algunas de esas pautas.

Información

La idea es evitar los pensamientos irracionales, con exageración del riesgo. Con un simple análisis de las estadísticas de accidentes aéreos se puede concluir que es un medio seguro. Al tener más información, se puede controlar mejor la ansiedad y reducir gran parte del miedo.

Entrenamiento

La fecha del vuelo se va acercando y la ansiedad también. Por ello, una buena práctica es imaginarse afrontando la situación con éxito y seguridad.

Con tiempo

Los retrasos, los atascos y el temor a perder el avión generan también estrés, por lo que resulta muy recomendable evitar las prisas. Por ello, un buen consejo, salir con suficiente tiempo de antelación y llegar con calma al avión.

Distracciones

Escuchar música, ya sea la favorita de cada uno o una relajante es una buena distracción que ayuda a evitar pensamientos negativos y a reducir la ansiedad. Un buen libro, series o películas son otras opciones interesantes para centrar la atención y desviarla del miedo. Una conversación interesante o un sueño reparador también aligerará el peso del viaje.

Evitar la ventanilla

Mirar por la ventanilla suele considerarse una conducta de vigilancia, en la que se intenta comprobar si el motor funciona o si las alas están en su sitio. Mejor no hacerlo. Para reducir la ansiedad es mejor distraerse.

Fuera los pensamientos negativos

Todos los días miles de aviones cruzan el mundo, por eso casi es mejor evitar pensamientos negativos sobre accidentes y catástrofes y centrarse en ideas positivas, como que es una experiencia increible, rápida y muy práctica. La tripulación también está preparada para ayudar.

Afrontar las turbulencias

Las zonas de inestabilidad provocan que el avión tiemble, por eso se aconseja mantener el cinturón abrochado. Un buen lugar para que se noten menos es sentarse en los asientos cercanos a las alas. En cualquier caso, hay que recordar que los pilotos están preparados para todo tipo de emergencias, respirar hondo y, sobre todo, mantener la calma.

Evitar los excesos

Comer y beber demasiado no suele ser buena idea. Una copa de vino puede que ayude a relajarse, pero el exceso de alcohol puede generar pensamientos negativos y difíciles de controlar.

Comodidad

Ropa ligera y cómoda debe ser la elección para poder moverse libremente y no obstaculizar la circulación sanguínea. Durante los vuelos, si son largos, se recomienda levantarse y mover brazos y piernas de vez en cuando, así como hidratarse convenientemente.

El número de pasajeros con el llamado síndrome de la 'rabia aérea' (sky rage) o comportamiento agresivo ha aumentado en los últimos años, y se detecta especialmente en los vuelos vacacionales de larga duración, que suelen ir llenos hasta la bandera.

Según el Colegio Oficial de Pilotos de la Aviación Comercial (COPAC), este síndrome lo padecen, en general, los pasajeros con miedo a volar y/o alto nivel de estrés, que abusan del alcohol antes y durante el vuelo y su conducta se torna violenta.

El perfil medio del viajero que se comporta de forma agresiva o conflictiva es el de un varón de entre 25 y 35 años, de cualquier clase social y nivel cultural. Debido a la altitud, el consumo de una copa de alcohol a bordo de un avión equivale a beberse tres en tierra.