Con la vista no se juega: las gafas de sol "de juguete" pueden causar daños oculares en el niño

  • Las lentes de las gafas de sol "de juguete" no bloquean la radiación ultravioleta.
  • Al dilatarse la pupila, esa gafa ayuda a que la radiación nociva penetre más.
  • Gafas de sol homologadas, además de gorras, sombreros y viseras, reducen el riesgo de padecer patologías en los ojos.
Un optometrista graduando la vista a un niño.
Un optometrista graduando la vista a un niño.
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Un optometrista graduando la vista a un niño.

La vista de un niño es cosa seria, tanto como la de un adulto. Con la vista no se juega, por eso hay que tener presente que el uso de gafas de sol de juguete puede causar daños oculares en el niño.

Lo advierte el Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas, que considera que los padres no son conscientes de los efectos nocivos del sol en los ojos de sus hijos. Por ello advierte que las lentes de las gafas de sol "de juguete" no bloquean la radiación ultravioleta y ofrecen, por lo tanto, una falsa sensación de seguridad.

Además, se da el agravante de que, al dilatarse la pupila, esas gafas contribuyen a que las radiaciones nocivas penetren aún más en el interior del ojo, según Juan Carlos Martínez Moral, presidente del Consejo.

La organización explica que el ojo del niño resulta más vulnerable que el del adulto y, antes del primer año de vida, el cristalino, que ejerce de filtro, deja pasar a la retina el 90% de la radiación UVA y el 50% de la UVB.

La pupila permanece más dilatada que la de los adultos y la pigmentación del ojo, que actúa como barrera protectora, se va oscureciendo con el paso del tiempo. De ahí que los niños, especialmente los rubios y de ojos claros, sean más sensibles al sol que los adultos. La consecuencia, según los profesionales, es que casi el 50% de la radiación ultravioleta recibida a lo largo de la vida se produce antes de cumplir los 18 años.

Entre los daños que surgen a corto plazo destacan las queratitis o quemaduras solares, que en los más pequeños se manifiestan con síntomas de dolor, fotofobia y enrojecimiento de los ojos. A largo plazo, el daño puede ser más grave, en forma de alteraciones corneales, lesiones degenerativas y quemaduras agudas en la retina, que afectan a la visión de forma permanente, subrayan los expertos.

La aparición de patologías como las cataratas, el pterigión (crecimiento anormal de tejido sobre la córnea), o la degeneración macular asociada a la edad se relaciona directamente con la excesiva exposición solar durante la infancia.

El uso de gafas de sol homologadas durante la infancia, acompañado de otros elementos de protección como las gorras, los sombreros y las viseras, reduce el riesgo de padecer estas patologías, según los expertos.

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