Viaje a Asturias: de culín en culín, por la ruta de la sidra

Cerca de Oviedo y Gijón se encuentra la Comarca de la Sidra, un territorio de especial belleza rural que ofrece una gran variedad de atractivos turísticos en torno a la cultura de la manzana y de su bebida estrella, el zumo de este fruto. La comarca, compuesta por los concejos de Bimenes, Nava, Sariego, Colunga y Villaviciosa, aunque pequeña en extensión, garantiza una magnífica ruta.

La costa ofrece acantilados escarpados y extensas playas como la de Rodiles. El interior, siempre cercano al mar, se diversifica en bosques y amplios valles donde abundan los fértiles campos, destacándose entre ellos los de las pomaradas. Así se llaman en Asturias las tradicionales plantaciones de manzana destinadas a la elaboración de la sidra.

Para los amantes de los paseos tranquilos hay también en la zona espacios de media montaña como la sierra costera de El Sueve, donde el pico Pienzu, con sus 1.159 metros de altitud y tan solo a cinco kilómetros de la costa, se erige en perfecto mirador sobre el litoral asturiano y los Picos de Europa.

La ruta empieza en Nava, junto a la N-634, considerada la villa de la sidra, un importante reclamo turístico cuyo principal atractivo es el Museo de la Sidra. Abierto todo el año, excepto los lunes, tiene como misión dar a conocer, preservar y promocionar la cultura de este zumo natural. Pasear por las calles adyacentes a la Plaza Mayor y tomar, por supuesto, unos culines de sidra en alguna de sus abundantes sidrerías es más que aconsejable y saludable para el cuerpo y el espíritu.

El Festival de la Sidra, declarado Fiesta de Interés Turístico Nacional, se ha convertido en un merecido homenaje a este producto. Quizá el acontecimiento más destacado sea el Concurso Internacional de Escanciadores.

Así se llama a las personas que la sirven dejando caer la sidra desde lo alto al vaso, de tal forma que, al chocar con el vidrio, la refrescante bebida reafirma sus cualidades. Tras visitar Nava, siguiendo la ruta, se retoma la N-634 en dirección a Oviedo hasta la autovía A-64, por la que se llega a Villaviciosa. Antes, hay que tomar el desvío hacia Tazones. Al inicio del trayecto que une las dos localidades se observa el estuario natural de la ría de Villaviciosa junto a la extensa y popular playa de Rodiles.

Tazones es un pequeño pueblo con un puerto pesquero muy atractivo. Pasear por sus empinadas calles entre sus singulares casas marineras, sin perder nunca de vista el azul del mar, es un placer recomendable. Su puerto tiene merecida fama por ser un lugar apropiado para degustar los exquisitos frutos del mar, regados, por supuesto, con unos culines de sidra.

De regreso por la misma carretera se llega hasta la tranquila y señorial Villaviciosa. Sus elegantes edificios más representativos se construyeron en la época del esplendor económico de la villa, cuando la ría era el eje comercial. Es precisamente ésta, con sus ocho kilómetros de longitud, uno de los principales atractivos de la ruta, no sólo por ser un espacio ideal para las actividades acuáticas, sino por contar con una importante biodiversidad en su estuario.

Para finalizar la ruta, desde Villaviciosa por la A-8, dirección Santander, se llega a Colunga. Desde allí  se puede ir al pueblo costero de Lastres. A medio camino entre Colunga y Lastres se anuncia la presencia cercana de dinosaurios; se trata del Museo Jurásico de Asturias. Lastres es una preciosa villa pesquera y un ejemplo de la adaptación urbana al entorno geográfico, ya que está situada en una empinada ladera de la costa. Su puerto es uno de los de mayor tradición e importancia del litoral asturiano. Un lugar perfecto para acabar el recorrido saboreando de nuevo el mosto natural de la manzana, protagonista de la ruta.