Recorriendo en coche los secretos de la Selva Negra

  • El suroeste alemán esconde una de las masas boscosas más bellas de Europa.
  • Este macizo montañoso mide 200 kilómetros, desde Karlsruhe hasta Basilea.
  • Es una zona ideal para el senderismo y para practicar deportes de invierno.
Una vista de Schwarzwald, selva negra en alemán.
Una vista de Schwarzwald, selva negra en alemán.
WIKIPEDIA/lusitana
Una vista de Schwarzwald, selva negra en alemán.

En el suroeste de Alemania se encuentra la Selva Negra, un macizo montañoso de 200 km de longitud y que es uno de los destinos más preciados por los visitantes durante las vacaciones. El nombre viene de la oscuridad de la zona debido a que su paisaje está plagado de densos abetos.

Con el exótico nombre de Schwarzwald -selva negra en alemán- este macizo montañoso cuenta con una longitud de 200 km desde Karlsruhe hasta Basilea. Se trata de uno de los destinos más apreciados del país en vacaciones, por sus posibilidades de ocio al aire libre y descanso. El nombre le viene dado por la oscura imagen que ofrece su paisaje plagado de densos bosques de abetos. Se dice incluso que éste le fue otorgado ya en época de los romanos, quienes se sentían inquietados al transitar por sus rutas.

Si estos hubieran contado con automóviles, a buen seguro los hubieran utilizado para cruzar sus espesuras. Y habrían hecho bien, ya que aunque resulta un buen lugar para ser recorrido en largas excursiones a pie, su extensión hace del coche un medio de transporte necesario para desplazarse por sus puntos de interés, especialmente para quién no disponga de multitud de días para ello.

Partiendo de la pequeña ciudad de Freudenstadt rumbo sur se llega a Alpirsbach, cuyo principal atractivo es una abadía del siglo XI, una de las más antiguas muestras del románico en la Selva Negra. Más al sur y sumida en la frondosidad de las coníferas está Schiltach con encantadoras y pequeñas casas, algunas del siglo XVI.

Castillos, museos y relojes

Torciendo al oeste pasamos por el castillo de Wolfach, que acoge también un museo sobre el cristal, una de las tradicionales industrias de la región junto a la madera y la minería. Otro museo en la cercana Haslach permite al visitante aprender cuales son los trajes típicos de la región. Continuando al este, en Vogtsbauernhof hay otro museo –la zona está plagada de ellos– , que permite conocer la Selva Negra de modo general así como la bien preservada forma de vida de allí. Igualmente es preciso pasar por Hornberg, desde cuyo castillo se pueden contemplar maravillosos paisajes.

Por el valle de Gutah asciende el ferrocarril, que parte de la orilla del Rin y se dirige a Hohentweil cruzando Triberg. Este pueblo, famoso por sus fábricas de relojes, perteneció en su día a los señores de Hornberg. Se rodea de aldeas que ofrecen la tan típica estampa de belleza apacible y rústica de la zona como Schönwald y Schonach. También se hallan en su cercanía la iglesia de Nuestra Señora de los Abetos, tótem religioso de la Selva Negra, tras cuya visita se aconseja un tranquilo paseo en torno a las cascadas del Gutach.

Una vez en Furtwangen, es interesante visitar el curioso Museo del Reloj y aprender un poco más de esta bucólica Alemania de praderas y granjas. Y es que el reloj de cuco artesanal es precisamente símbolo de la región, lo cual se puede verificar pueblo a pueblo. En su cercanía se halla la Fuente del Breg, hipotético foco originario del Danubio. Lo más recomendable a partir de aquí es tomar la carretera Schwarzwald-Panoramastraße, nombre que le viene por las esplendidas vistas que ofrece de los valles en sus 70 kilómetros de trayecto. Incluso podremos divisar los Alpes en algunas de sus paradas.

Picos e iglesias

La carretera empieza ya en Waldkirch, una comuna suiza del Cantón de San Galo, en la parte considerada como Alta Selva Negra. Esta ciudad presidida por un castillo en ruinas se sitúa a la entrada del valle de Elztal. Es a la vez un núcleo urbano que data de más de 1000 años atrás y portadora de títulos que acreditan su conservación medioambiental.

Es famosa también por su industria de órganos y joyas, así como por la barroca iglesia de Santa Margarita. Su ubicación, a los pies del pico de Kandel (1.241 m) hacen casi obligatorio ascender a su cima no hay más de un cuarto de hora a pie-, eso si dejando el coche en uno de los parkings al comienzo. La recompensa es una tremenda vista de la Selva Negra y el Valle del Rin.

Postales de la Selva Negra

De vuelta a la ruta por carretera, se llega a St.Peter, no sin antes disfrutar del hermoso paisaje que hace justicia al nombre de la vía. Este pueblo es famoso por su abadía benedictina, en la que destaca la barroca biblioteca, que sólo se puede visitar en domingo. Cerca está St. Märgen, con su viejo priorato románico, reconstruido en el siglo XIX. Es un lugar muy acogedor donde las tradiciones perduran y que además es idóneo para realizar senderismo, practicar deportes de invierno o darse unos largos en su lago.

Desde aquí queda un trozo de trayecto hasta Breitnau y Hinterartzen, dos encantadoras y rurales villas del sur, que a nivel paisajístico se encuentran entre las más idílicas postales de la Selva Negra. Son zonas muy bien equipadas donde no faltan facilidades para realizar todo tipo de actividades en contacto con la naturaleza.

Por último es aconsejable visitar Freiburg, no sin antes parar en el concurrido Lago Titisee y admirarse con el pico de Felberg, la montaña más alta de la Selva Negra con sus 1.493 metros. Es Freiburg una de las más bellas ciudades alemanas, con el marcado aire juvenil que le aporta su universidad. Se puede visitar la pequeña catedral gótica, el palacio Episcopal o el mercado de productos típicos. También es idónea para descansar el resto de días que dure la estancia y probar una delicia típica; el pastel de cerezas. Y también es, ante todo, la capital de la Selva Negra, este lugar de románticos prados y valles, lagos, molinos, relojes de cuco y que preserva toda su tradición.

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