En ruta por el corazón ganadero asturiano, cuna del embutido Chosco de Tineo

Las tierras y montañas donde se produce este singular embutido conservan intacta su riqueza natural y han sido atravesadas durante siglos por los peregrinos compostelanos.

El interior del Occidente asturiano es una de las zonas menos visitadas y más interesantes del Principado. Es el corazón ganadero de Asturias donde se elabora el llamado Chosco de Tineo, un embutido exclusivo de estas tierras.

Empezamos la ruta en Cornellana situada en la confluencia de los ríos Nonaya y Narcea. Si pasamos por aquí en primavera, abierta la veda del salmón, podremos ver a los pescadores desde el puente sobre el Narcea intentando cobrar el campanu, primer ejemplar que se captura en los ríos cantábricos cada año.

La joya del pueblo es el monasterio de San Salvador que conjuga diferentes estilos arquitectónicos. Por la puerta de la Osa se accede al albergue de peregrinos. Y es que por Cornellana pasa el Camino de Santiago del Norte que lleva a Compostela por el Cantábrico. Si lo seguimos llegamos a Salas, localidad a cuyo centro se accede por la popular recta de Salas, uno de los pocos tramos lineales de la geografía astur.

En su bien conservado casco histórico sobresalen la colegiata de Santa María la Mayor del siglo XlV, con el mausoleo del inquisidor Valdés Salas, la Torre de los Valdés, unida al palacio de Valdés Salas por un puente y casonas como el palacio de la Condesa de Casares. Merece la pena visitar el cementerio para admirar el Tejo de San Martín, un árbol milenario de 16 m de altura, 12 de envergadura y casi 7 de perímetro, declarado Monumento Natural.

Retomamos la N-634 hasta el puerto de La Espina donde cogemos la AS-216 dirección Tineo. Prados y bosques se alternan en el paisaje de este concejo que mantiene intacta su riqueza natural. Merece la pena parar en El Crucero para contemplar una extensa panorámica del centro-occidente de la región.

Tineo, de alargado trazado en cuesta, mezcla casas señoriales blasonadas con arquitectura popular en galerías, corredores, hórreos, cuadras y pajares. Hay que contemplar el palacio de Merás, el Ayuntamiento, el Museo de Arte Sacro y el palacio de los García de Tineo, de estilo gótico-renacentista restaurado y convertido en Casa de Cultura.

Dejamos Tineo por la AS-215 que pasa por Rodical hasta encontrarnos con la AS-15, carretera que corre paralela al río Narcea. La tomamos hacia la izquierda hasta el cruce con la AS-310, que nos lleva a Tuña y Merillés. Aquí conviene pararse para hacer una pequeña ruta a pie de 2,5 km hasta el dolmen de Merillés, uno de los monumentos megalíticos más destacados del Principado de Asturias, datado hacia el año 3.500 a. C.

Después la AS-310 asciende por la ladera de la sierra de la Cabra en un entorno natural con magníficas vistas sobre el Narcea, que en un largo trecho se convierte en el embalse de Calabazos. Hay que pasar pequeños pueblos como Boinás o El Ferredal enclavados en una zona de antiguas minas de oro, y el puerto de Las Estacas. Y allí pararse a contemplar el panorama natural con el imponente Pico l’Orru, antes de bajar por la otra ladera ya en el concejo de Belmonte.

Al alcanzar la carretera AS-227 merece la pena acercarse a la interesante fragua romana de El Machuco. Finalmente tomamos la AS-227 hacia Puente de San Martín, donde enlaza con la AS-15, que seguimos hasta coger el desvío a Doriga, fin de esta ruta asturiana llena de encantos naturales y de atractivos y sosegados pueblos.

Este embutido está elaborado con cortes selectos de carne de lomo y lengua de cerdo adobados con sal, pimentón y ajo. El Chosco de Tineo presenta, una vez ahumado, un aspecto redondeado debido a la forma de la tripa que lo envuelve, y tiene un color rojizo. Su textura es jugosa y su sabor característico, por ser tratado al menos ocho días con humo de leña seca de árboles autóctonos como el roble, el abedul, el haya o el castaño.

Se elabora en el occidente astur, en los concejos de Tineo, Allande, Belmonte de Miranda, Cangas del Narcea, Salas, Somiedo, Valdés y Villayón. Se puede tomar frío, como un embutido, o caliente, cocido y acompañado de patatas, aceite de oliva y pimentón, al estilo del lacón gallego. Se vende crudo o cocido en piezas enteras de 500 gr a 2 kg de peso.

Los ingredientes que lo componen, carne de cerdo y lengua, aportan a este producto cárnico proteínas y minerales como el hierro hemo y el zinc. También destacan otros como magnesio, fósforo, potasio y selenio. En el caso de las vitaminas, constituye fundamentalmente una buena fuente de tiamina.