Vittorio Storaro: "No existe el cine realista, en el cine siempre interpretamos la realidad"

Hablamos con el director de fotografía de 'El último tango en París', 'Novecento', 'Apocalypse Now', 'Corazonada'... y de cómo no le gusta que le llamen director de fotografía.
Vittorio Storaro: "No existe el cine realista, en el cine siempre interpretamos la realidad"
Vittorio Storaro: "No existe el cine realista, en el cine siempre interpretamos la realidad"
Vittorio Storaro: "No existe el cine realista, en el cine siempre interpretamos la realidad"

No pasa muchas veces que te vaya a recibir el autor de la fotografía de joyas del cine como El último tango en París, Novecento, Apocalypse Now o Rojos. Lo primero que llama la atención de Vittorio Storaro cuando lo conoces y te da la mano es que no te la estrecha mucho y que su mano es suave, de artista. Viste de forma muy cómoda, con un amplio sueter gris, y habla despacio pero con las ideas claras, sin dudar nunca. También hay que decir que sus respuestas son demasiado largas para un periodista. El tiempo apremia y a Storaro no se le interrumpe. De hecho, como le interrumpas no te hace ni caso.

Cuando le pregunto por el peligro real que sufrió en un rodaje tan loco y extenuante como el de Apocalypse Now, Storaro responde con otra pregunta: “¿Has visto Apocalypse Now Redux, con esa hora extra?”. Le respondo que sí y si ese rodaje fue el más peligroso y difícil de su carrera. “Esa película representa un momento concreto de mi vida, como todas mis películas representan mi creatividad. Pero hay momentos especiales en tu carrera, como cuando descubres algo nuevo. Mi primer largometraje, Giovinezza giovinezza, es especial porque pude expresarme por primera vez de verdad. Gracias a Franco Rossi, que es mi padre espiritual. Pero sin duda alguna Apocalypse Now es especial porque es el primer filme internacional que hago y con un director mundialmente conocido, la más alejada de mi casa [en Filipinas], la más cara, la película más difícil, la más peligrosa... y a la vez la más maravillosa. Estuve dos años de mi vida involucrado en ella”.

Vittorio Storaro: "No existe el cine realista, en el cine siempre interpretamos la realidad"

En la ECAM, donde fue presentado tras un montaje de imágenes con sus grandes momentos, Storaro retomó el tema Apocalypse Now y nos dio unas buenas claves a los allí congregados: alumnos, periodistas y directores como Fernando Franco, también profesor de montaje en la escuela. Por ejemplo, que no quería hacer la película de Coppola. “En Hollywood me ofrecieron películas que al final no hice, como El gran Gatsby o Jesucristo Superstar, y Francis insistió en que yo tenía que iluminar su película”.

“Pero yo no quería que Francis dejase de trabajar con Gordon Willis (El padrino I, II y III), me parecía como si alguien quisiese trabajar con Bernardo Bertolucci y me sustituyese. Pero Francis me explicó que Apocalypse Now no era una película para Willis y que además no quería trabajar en la selva. Entonces le pregunté qué tenía yo que ver con una película de guerra. Y él me respondió: “Apocalypse Now no es una película sobre la guerra, sino sobre el sentido de las civilizaciones. Sobre culturas que se sobreponen a otras mediante la violencia. Y sobre el bien frente al mal. Lee El corazón de las tinieblas y lo entenderás”. Lo leí y entendí lo que decía Francis sobre las culturas y la violencia y empecé a pensar en la luz. La artificial frente a la natural, la luz frente a la sombra, consciente frente a inconsciente... el conflicto visual. Y acepté. Y acabé exhausto”.

Storaro volvió a trabajar con Coppola en Corazonada, Tucker: Un hombre y su sueño e Historia de Nueva York (en el segmento Life Without Zoe). Sobre el musical Corazonada, la película que llevó a la ruina a Coppola, Storaro dijo que le fascinó la luz de Las Vegas. “La recreamos en un gran estudio, simbólicamente. ¿Por qué tanta luz en Las Vegas?, me preguntaba. Porque la luz cambia el metabolismo. Cuando llega el atardecer y la noche te relajas, reflexionas... pero Las Vegas no quiere eso, quiere que estés activo, tienes que seguir jugando”.

Una de las ideas que quiso dejar claras Storaro en la ECAM es que no le gusta el término director de fotografía. “Ni lo soy yo, ni lo son mis compañeros. El origen de fotógrafo es griego: el que escribe con la luz. Cine viene de kino, movimiento, imagen en movimiento. Por eso somos cinematographers. Lo de director de fotografía es un error porque es como plantear una lucha de egos con el director de la película. Llevo revelándome contra este término desde 1980 y me tachan de arrogante por insistir en esto. No somos directores, somos coautores de la obra y formamos parte del gran tríptico que es el cine: imagen, música y palabra. Sin eso no hay cine”. Escribir con la luz es un concepto en el que Storaro insistió: “La cámara es como la literatura y tiene su gramática: el ritmo, el plano, el encuadre, los ángulos...”.

Vittorio Storaro: "No existe el cine realista, en el cine siempre interpretamos la realidad"

Otra idea brillante desarrollada en el acto en la ECAM es la relación entre el cine y la caverna de Platón y sus luces y sus sombras. Para Storaro, “los prisioneros de la caverna de Platón son los espectadores de cine. En el cine no hay eso que llamamos realidad, no existe el “cine realista”, en el cine siempre interpretamos la realidad, el cine nunca es la realidad”.

Y cerró Vittorio Storaro con una tercera idea clave en su conferencia: todo artista (ya sea escritor, pintor o fotógrafo) es un visionario. El hombre se diferencia del animal, entre otras cosas, en que es un visionario. “Hay diferentes niveles de conciencia y al tener una idea subimos a la iluminación, que forma parte del inconsciente. Y luego volvemos a la conciencia. Entre los hombres, los visionarios son los sacerdotes, los artistas, los músicos... los que traspasan la función de la conciencia. Son personajes sobre los que yo he rodado películas: Michelangelo Merisi da Caravaggio, Wolfgang Amadeus Mozart, Emiliano Zapata... Y no hay cretinos ni genios. Creed lo que digo: si amas lo que haces suceden las cosas, las genialidades”.

Si por algo es admirable, a parte de su trabajo, es que a sus casi 80 años Storaro sigue estudiando, viendo cine, fotografía, visitando museos, leyendo, empapándose en cada proyecto. Los grandes llegaron a salvarlo: “En el rodaje de El último tango en París tuve una crisis. Estaba técnicamente preparado, pero me sentía un ignorante en el arte. Descubrí entonces a Caravaggio y a Platón. Llené mi vacío con un estudio autodidacta. Hasta quise dejar el cine y volver la universidad, pero mi mujer me dijo que ni hablar, que siguiese ganándome el jornal [Risas]".

Storaro cerró con esta entusiasta frase que todos aplaudimos: “Somos estudiantes y siempre lo seremos, y eso es maravilloso”.

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