A lomos de un elefante, el actor tailandés Tony Jaa se dirigió el pasado viernes al monasterio de Surin, donde procedió a afeitarse la cabeza para convertirse en fraile budista. No es una broma: la estrella del muay thai, triunfador en multisalas y videoclubes de todo el mundo gracias a sus éxitos Ong Bak (2003) ha profesado, y no piensa volver a la industria del cine. Al menos hasta dentro de mucho tiempo, dado que sus votos son temporales.
Las razones para esta retirada deben buscarse, según se dice, en las disputas entre Jaa y el director Prachya Pinkaew durante el rodaje de Ong Bak 2 (2009). Durante el rodaje de esta película, secuela de su mayor éxito, el enfrentamiento entre estrella y cineasta llegó a puntos tales que Jaa, empeñado en dirigir él la cinta, desapareció sin avisar. Para hacerle volver hizo falta llamar a su maestro de artes marciales, que procedió a localizar a la estrella y devolverla al plató.
Tras esta reaparición, Jaa parece haber partido peras definitivamente con la productora Sahamongkol, cuyo director Sia Jiang ha sido acusado de ordenar el secuestro del actor. Pero la carrera del artista marcial no ha acabado, lo quiera él o no: Ong Bak 3, realizada con descartes del filme anterior, se estrenará este año. "Confío en que, cuando salga del monasterio, encuentre una buena chica y se case", ha declarado la madre de Tony Jaa.
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