La primera Navidad de la pandemia tuvo un protagonista inesperado, tan impreciso como importante, a ojos del Gobierno, para dar cabida en las cenas navideñas a personas que no tenían la condición de familiares como dictan los cánones. Para ello, el Ministerio de Sanidad acuñó el término "allegado" que no solo provocó hilaridad entre la ciudadanía -muchos comentarios aquellos días sobre gente conocida en Tinder-, también la confusión entre los consejeros autonómicos, que pidieron más concreción al entonces ministro, Salvador Illa, para acotar un término que podía ser tan amplio que hiciera imposible "poner limitaciones" a los encuentros navideños.