No quieren ser trabajadores de segunda y a miles marchan por Madrid en la primera concentración a nivel estatal de autónomos.
Sus convocantes se declaran independientes de partidos y sindicatos. Su objetivo es mejorar las condiciones de un colectivo de más de 3 millones de personas, que se siente desamparado.
Quieren adecuar la cuota que pagan por trabajar y reclaman conquistas ya consolidadas en los trabajadores de régimen general, una jubilación digna, un paro real o el derecho a baja y vacaciones.
Exigen también derechos a la conciliación familiar y el acceso a permisos por lactancia o por hospitalización y fallecimiento de un familiar.
El símbolo que exhiben es elocuente, su soga representa la asfixia económica que padecen.