Miles de madridistas cogieron el sábado por la noche sus bufandas, camisetas y banderas y salieron a la calle para celebrar la undécima Copa de Europa que conquista el Real Madrid. Un trofeo que sirve para corregir la imagen irregular del equipo y que permite a la afición merengue cerrar una temporada con una sonrisa de oreja a oreja. La diosa Cibeles volvió a recibir la compañía de los aficionados blancos, que corearon los nombres de sus ídolos como héroes. Un amplio operativo policial quedó activado tras la final para preservar la fuente y permitir que la fiesta se desarrollara en un marco pacífico.