Batista, el Gran Khali o Rey Misterio son nombres que empiezan a sonar en España casi tanto como lo hicieron Hulk Hogan o el Último Guerrero en los noventa.
Ahora, la tele ha reavivado la fiebre por el pseudodeporte del wrestling, y el videojuego WWE Smackdown VS Raw 2008, que ha visto la luz para todas las plataformas actuales, está aprovechando el tirón (no hay más que echar un ojo a las listas de ventas). Pero ¿este éxito es merecido? Pues, aunque parezca sorprendente, la licencia se ha utilizado de forma más que correcta.
Es innegable que nadie lo disfrutará tanto como los aficionados a este espectáculo, pero el juego cuenta per se con unas cuantas virtudes: un amplio plantel de luchadores, un editor para crear otros nuevos, varios modos de juego y un apartado gráfico notable que representa a la perfección el aspecto y personalidad de cada personaje.
Lo más divertido: el multijugador. Lo peor: el típico, complejo y a veces desquiciante control de los juegos de wrestling.
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