Siete pueblos de postal para descubrir la región de Le Marche en Italia

Loreto, uno de los pueblos más visitados en Le Marche
Loreto, uno de los pueblos más visitados en Le Marche
Iker Morán
Loreto, uno de los pueblos más visitados en Le Marche

Los paisajes de la Toscana. La majestuosa Florencia, siempre más bonita de noche cuando los turistas de los cruceros se han ido. El encanto de Nápoles. Y Roma, por supuesto. Y Venecia, claro. O la siempre elegante Milán a la que, desde bien abajo, Sicilia le recuerda que allí, en Italia, el sur también existe.

A esta improvisada lista de lugares a los que siempre apetece volver acabamos de sumar uno nuevo: la región de Le Marche. Una zona que se asoma al Adriático desde un paisaje dibujado sobre todo por colinas suaves y pueblos medievales.

Por qué Las Marcas sigue siendo una gran desconocida es un auténtico misterio. Y es imposible no preguntarse por ello mientras se recorren las coquetas localidades que en el interior o la cosa componen esta región.

Para remediarlo, hemos seleccionado media docena de pueblos -hay muchos más- que justificarían por sí solos el viaje. Lugares de esos que invitan a sacar la cámara. Y sentarse en alguna terraza, pedir un café -con helado, mejor-, y practicar aquello del dolce far niente.

Ascoli Piceno

La animada Piazza del Popolo de Ascoli Piceno una noche cualquiera de verano se parece mucho a esa imagen de Italia que muchos viajeros sueñan con encontrar. Y es que la capital de la región es una pequeña ciudad con una parte antigua tan fotogénica como paseable. 

Ambiente nocturno en Ascoli Piceno
Ambiente nocturno en Ascoli Piceno.
Iker Morán

Aunque algo lejos de Ancona, el aeropuerto de esta región, puede ser un buen campamento base para descubrir la parte sur. O para planear alguna excursión a los cercanos montes Sibilinos y sus espectaculares valles, si el paisaje con aires de Toscana se nos queda un poco corto.

Una catedral, decenas de iglesias, conventos y palacios se reparten por las calles de esta ciudad fundada unos 1000 años antes de Cristo, y que llegó a tener 100 torres.

Quienes sean más de turismo gastronómico que histórico, por aquí se estilan mucho los fritos en general y las aceitunas rellenas rebozadas en particular. Para platos un poco más elaborados, el restaurante Locanda Imperfetta es muy recomendable.

Grottammare

La zona de la costa y la playa es más prescindible, pero la parte antigua y alta Grottamare Alta de este pueblo merece un paseo. Y unas cuantas fotos, porque sus calles estrechas y empedradas con vistas al mar son realmente de postal.

Habitual en la lista de pueblos más bonitos de Italia, el plan es muy sencillo por aquí: pasear a media tarde -los más animados pueden subir hasta lo que queda del castillo, en lo alto del todo- un appero (aperitivo) en alguna terraza y cena en el Antiguo Convento Sant’Agusti. Un lugar singular donde se practica una sencilla y magnífica cocina marinera.

Grottomare Alta
Grottomare Alta
Iker Morán

Senigallia y Sirolo

Dos localidades costeras que deberían señalar en el mapa quienes busquen algunas de las mejores playas de la zona. En el caso de Senigallia, además de las playas, el bonito paseo siguiendo la desembocadura del río Misa, y su patrimonio arquitectónico, hay otra buena razón para visitarla: la gastronomía.

Pueste sobre el río M
Pueste sobre el río Misa en Senigallia.
Iker Morán

A las más conocidas (el restaurante Uliassi con sus tres Estrellas Michelin y el Madonnina del Pescatore, con otras dos) sumamos una más: los helados de Paolo Brunelli, con fama de ser de los mejores del país. 

Si a Senigallia es difícil discutirle la capitalidad gastronómica de la región, a Sirolo  le corresponde por justicia algún título al destino perfecto: un bonito pueblo medieval con vistas al monte Conero y sus acantilados sobre el Adriático, y acceso a playas sensacionales. Poco más se puede pedir.

Corinaldo y Mondavio

Una muralla imponente que protege un precioso pueblo medieval. Corinaldo y Mondavio -separados por poco más de 10 kilómetros de distancia- responden a esta descripción y comparten, además, un lugar destacado y merecido en la lista de pueblos más bonitos de la región. 

O de toda Italia, defienden los locales, acostumbrados a ver pasear a los visitantes con cara de ir a sufrir en cualquier momento un pequeño síndrome de Stendhal. O un golpe de calor quienes lo hacen a pleno sol en verano, claro.

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Mondavio
Iker Morán

Además de la preceptiva visita al santuario de Santa Maria Goretti, el arte de perderse por sus calles estrechas es, de nuevo, la mejor forma de conocer Corinaldo.

Las escaleras con Il Pozzo della Polenta en el centro son una de las fotos más típicas. Ya se ha hecho miles de veces, pero siempre puedes intentar mejorarlo.

En Mondavio, dos visitas obligadas: la imponente fortificación Rocca Roveresca, considerada uno de los mejores ejemplos de la arquitectura defensiva del Renacimiento, y justo al lado, el teatro Apollo, que presume de ser el más pequeño de Italia. Posiblemente también uno de los más curiosos y bonitos.

Y quienes sean de volver a casa con souvenirs, una idea: los quesos pecorino que afinan en Le Affinità Gustative, una casa-quesería-cueva situada en el mismo pueblo.

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La Rocca Roveresca de Mondavio vista desde la torre.
Iker Morán

Loreto

Cuenta la tradición católica que la Basílica de la Santa Casa de Loreto está construida alrededor de la casa donde vivió la Sagrada Familia en Nazaret y que puede visitarse en el interior. ¿Pero no estábamos en Italia? Sí, pero según esta historia fue traslada tras las cruzadas primero a Croacia, luego a Ancona y finalmente a Loreto.

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Plaza della Madonna de Loreto.
Iker Morán

Lugar de peregrinación religiosa y bastante concurrido durante el día -merece la pena pasarse a última hora de la tarde- no hace falta ser creyente para disfrutar ante la espléndida Plaza della Madonna.

Otro motivo para ir: el restaurante Andreina del chef Errico Recanati y donde su trabajo con la brasa es, por seguir con el ambiente religioso de la localidad, divino.

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