Descubre la ruta en tren con las mejores vistas panorámicas de los Pirineos

El Tren Amarillo es una joya histórica con un siglo de historia. Con el paso del tiempo se ha convertido en una interesante atracción turística para toda la familia.
Tren Amarillo.
Tren Amarillo.
iStock
Tren Amarillo.

Atravesando montañas, túneles y puentes se abre camino el emblemático Tren Amarillo. Este es nada más y nada menos que el ferrocarril de vía métrica más alto de Europa y supera un desnivel de más de mil metros en plenos Pirineos Orientales.

Apodado como el "canario" por su característico color, lleva un siglo en funcionamiento y con el paso del tiempo se ha convertido en una increíble atracción turística en la zona. A bordo de este tren, podremos disfrutar de un agradable paseo con unas vistas maravillosas de la cordillera.

El Tren Amarillo, una fantástica atracción turística

Originalmente, el Tren Amarillo se desarrolló para conectar las altas mesetas de la Cerdaña con el resto de los Pirineos Orientales. Ahora, se ha convertido en una fantástica atracción turística donde pequeños y grandes disfrutarán de un interesante recorrido en un tren histórico y de una panorámica sin igual desde las ventanas.

El ferrocarril inicia su travesía en Villefranche-de-Conflent y recorre 63 kilómetros a 30 km/h hasta Latour-de-Carol, ambas en territorio francés, pero muy cerca de la frontera con España. Para reservar nuestro asiento en esa travesía mágica, hay que comprar los billetes en las estaciones o en línea.

La estación más alta de Francia

Por el camino, podremos observar desde pequeños pueblos hasta iglesias románicas, además de macizos como Le Cambre d'Aze, Canigó o Le Carlit y los valles de Têt y Eyne. Además, el Tren Amarillo pasa por Bolquère, la estación más alta de Francia, que se encuentra a una altitud de 1.593 metros sobre el nivel del mar.

Tren Amarillo sobre el puente Cassagne.
Tren Amarillo sobre el puente Gisclard.
Leonid Andronov / iStock

En total se atraviesan 19 túneles y dos viaductos catalogados como monumentos históricos, Séjourné y Gisclard. Este segundo es el último puente ferroviario suspendido de Francia y nos permitirá, literalmente, atravesar el vacío. 

Este espectacular paisaje cambiante lo podremos observar bajándonos en alguna de las 14 paradas bajo demanda o bien desde los propios vagones. Estos combinan la esencia histórica con la modernidad, para ofrecer a los viajeros la máxima comodidad durante el viaje.

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