Lejos del bullicio del verano, todas estas localidades del interior de Cádiz ofrecen durante esta época una cara muy distinta. El calor ha dado paso al fresquito en estos pueblos rodeados de naturaleza, donde el blanco y el verde bien podría entenderse como un caprichoso homenaje a la bandera andaluza.
Setenil de las Bodegas
Esta localidad de impresionantes formas rocosas es una de las más peculiares de Andalucía. Con un pasado morisco, Setenil de las Bodegas se caracteriza, además, por las numerosas casas-cuevas que encontrarás en sus calles de sorprendente trazado.
Uno de los lugares por los que hay que pasar es la Calle Baja, que cuenta con una enorme roca cubriendo la calle a modo de paragüas. Otras dos calles, la de Cuevas de Sol y la de Cuevas de Sombra son igualmente muy populares. En esta última, las rocas crean un pasadizo por el que no entra la luz. Además, el pueblo cuenta con varios miradores, como El Lizón o El Carmen, para disfrutar de Setenil desde distintas perspectivas.
Vejer de la Frontera
Además de parecer un cuadro de belleza impresionante, Vejer de la Frontera también cuenta con playa. Y en este momento del año te resultará especialmente agradable disfrutar de su cercana costa sin gente.
Situado en lo alto de un cerro, sobre el río Guadalete, este pueblo gaditano de estrechas callejuelas de subidas y bajadas, está formado por casas blancas en cascada de marcada influencia árabe y con el mar al fondo. Y si su legado árabe salta fácilmente a la vista, recorriendo el pueblo descubrirás que también tiene un pasado fenicio, cartaginés, romano y judío.
Si tienes la ocasión, disfruta de los hermosos patios nazaríes, que hoy pertenecen a viviendas privadas, y visita la Iglesia del Divino Salvador, construida sobre una antigua mezquita. Y por supuesto, recorre la zona de la judería, repleta de arcos y decenas de rincones de postal.
Grazalema
Situado en lo alto de la sierra, es uno de los pueblos con más encanto y en el que podrás disfrutar de unos paisajes realmente impresionantes. Para ello te recomendamos dos puntos claves: el Mirador de Los Asomaderos (junto a la oficina de turismo) y el Mirador de los Peñascos. Otros puntos de interés son la Iglesia de Nuestra Señora de la Aurora, la Ermita de Nuestra Señora de los Ángeles (a las afueras) y por supuesto, la estatua del Toro de Cuerda, emblema del pueblo.
En la animada plaza de España también encontrarás lugares para disfrutar de la gastronomía de la zona. Platos como la sopa de Grazalema y dulces artesanales tan apetecibles como los amarguillos de almendra o los cubiletes de mazapán rellenos de cabello de ángel. Y no te olvides el paragüas porque te encuentras en el lugar de España donde más llueve.
Olvera
Uno de los lugares más destacados de esta bonita localidad es el castillo de Olvera (siglo XII) que formó para del reino nazarí. Sus 620 metros de altura lo convierten en el mejor mirador. Además de visitar la Iglesia arciprestal y parroquial de Nuestra Señora de la Encarnación, acércate hasta el Barrio de la Villa, el más antiguo y donde te encontrarás con numerosas calles de subidas y bajadas.
En este municipio está también la reserva natural del Peñón de Zaframagón, donde se concentran los buitres leonados, aves rapaces que aprovechan la forma escarpada del peñón para colocar sus nidos en las paredes más inaccesibles. Y por su puesto, disfruta de su gastronomía. Uno de los platos típicos de esta época es la popular sopa pegá, elaborada con espárragos trigeros de la sierra de Olvera, pan, aceite de oliva y ajo, y que a pesar de su nombre tiene aspecto más de tortilla que de sopa.
Arcos de la Frontera
Para muchos, el más bonito de todos los pueblos blancos de Cádiz. El que fue un reino taifa gobernado por bereberes, hoy se alza imponente sobre un enorme peñasco. Te encantará su casco antiguo, pasear por sus callejuelas estrellas y empinadas, así como el ambiente que encontrarás en sus calles y bares. Del pasado musulmán, que tanto ha marcado esta tierra, están también la muralla y el alcázar. Y después, los cristianos siguieron aportando belleza plasmada en los palacios, iglesias y casas señoriales, como el palacio del Mayorazgo.
Ubrique
Con un trazado típicamente árabe, la localidad de Ubrique se encuentra en el llamado Tajo de Ubrique. La plaza del Ayuntamiento, las iglesia de San Antonio y de Nuestra Señora de la O, así como la ermita de San Juan Letrán son algunos de los lugares más destacados. Este pueblo gaditano, referente de la piel, está rodeado por sierras espectaculares que se pueden disfrutar desde sus magníficos balcones naturales o realizando rutas de senderismo.
Zahara de la Sierra
Situado sobre una colina en pleno Parque Natural de la Sierra de Grazalema, Zahara de la Sierra es, sin duda, uno de los pueblos más bonitos de Andalucía, y también de España. Cuenta con un castillo, de la época nazarí, al que merece la pena subir para disfrutar de las impresionantes vistas del entorno y del embalse de Zahara-el Gastor que se encuentra a sus pies. Te encantará pasear por sus callejuelas empedradas que mantienen intacto su trazado nazarí. Entre los lugares para visitar están la Torre del Reloj y la Capilla de San Juan de Letrán, que se encuentra a su lado. Construida con la arquitectura típica andaluza, este templo llama la atención por su colorida fachada. Para llegar aquí seguro has tenido que pasar por la calle más bonita de Zahara de la Sierra: la empinada y blanquísima calle de Ronda.
Benaocaz
En pleno Parque Natural de la Sierra de Grazalema se encuentra este bonito y tranquilo pueblo, de impolutas calles blancas que merecidamente ha sido declarado Conjunto Histórico-Artístico. Y no solo su nombre es testigo del origen musulmán de Benaocaz, también su antiguo barrio Nazarí da buena cuenta del pasado de esta bella localidad andaluza. Además, cuenta con el castillo de Aznalmara y la ermita del Calvario, y si subes hasta ella, encontrarás las mejores vistas.
Villaluenga del Rosario
A medio camino entre Benaocaz y Grazalema, se encuentra este pueblo blanco, bastante menos conocido que los anteriores, pero igual de bonito. Cuenta con la plaza de toros más antigua de Cádiz, que además tiene forma octogonal. Aprovecha tu visita para comprar el famoso queso Payoyo, una joya de la gastronomía andaluza que tiene su origen en Villaluenga, y que proviene de un tipo de cabra autóctona de la Sierra gaditana. Por cierto, que el nombre de Payoyo procede de la denominación de los habitantes de Villaluenga del Rosario, a los que se les llama “payoyos”.
Alcalá de los Gazules
Alcalá de los Gazules es uno de los pueblos blancos que no pueden faltar en esta ruta. Situado en lo alto de una montaña, sus calles empinadas y blancas te conducen hasta el torreón del castillo. De la fortaleza militar de época almohade solo se conservan dos puertas, restos de una bóveda, algunas partes de la muralla y la Torre del Homenaje. Para visitar también te recomendamos la iglesia de San Jorge, levantada sobre una mezquita del siglo siglo XVI, está ubicada en la parte alta.
No te vayas sin acercarte al santuario de Nuestra Señora de los Santos, que se encuentra a unos 5 kilómetros del pueblo. Originario del siglo XIV, destaca por su bonito patio decorado con macetas y azulejos, y también por la colección de exvotos colgados en las paredes de la nave principal.
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