Aunque llevarse al perro de vacaciones es cada vez más sencillo, gracias a que la tolerancia hacia ellos aumenta cada año, todavía entraña algunas dificultades y hay muchos lugares donde no se permite la entrada.
El caso de las playas es complicado. Cada Comunidad Autónoma tiene sus normas al respecto, y lo más común es que haya algunas autorizadas específicamente para tal fin. En el caso de Asturias, el paraíso verde de la cornisa cantábrica, se puede entrar con perros en todas las playas entre mediados de septiembre y mayo; sin embargo, en verano, sólo se permite el paso a los canes en seis arenales.
Es importante tomarse esta normativa en serio ya que, de lo contrario, nos exponemos a una multa de hasta 1.500 euros.
Playa de Cambaredo
Situada en el concejo de El Franco, en el occidente asturiano, se encuentra protegida por su valor paisajístico y medioambiental. Es de acceso algo complicado, por lo que es muy solitaria, y prácticamente desaparece con la pleamar.
Playas de Quintana y Campiechos
El concejo de Valdés, en sustitución por la famosa playa de Sabugo, ha comenzado a permitir el acceso a canes a la bella playa salvaje de Campiechos y a una parte de la playa de Quintana, conocida por sus imponentes acantilados.
Cala Salencia
La Cala Salencia, situada cerca de Cudillero, es una pequeña playa de unos 150 metros, de piedra y con un oleaje moderado. No dispone de salvamento marítimo ni servicios, por lo que conviene ser cautelosos a la hora del baño.
Playón de Bayas
La más grande de esta lista es el Playón de Bayas, en el concejo de Castrillón: un extenso arenal rodeado de bosques y con vistas a la Isla de Deva, protegida por su riqueza natural.
Playa del Rinconín
Por último, la única playa urbana que permite el paso de mascotas, y la más oriental, es la del Rinconcín, en Gijón. Se trata de una pequeña cala de arena y roca al final de la Playa de San Lorenzo, completamente equipada y con bastante afluencia.
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