Las siete islas que componen las Canarias, cada una con su personalidad propia, rebosan belleza paisajística por todos los lados. Este archipiélago es uno de los destinos más apreciados entre los turistas y no es de extrañar. Aquí encontraremos desde volcanes hasta bosques de laurisilva, sin olvidar sus preciosas playas.
Al ser un destino tan popular, en muchos de esos arenales es común que se generen aglomeraciones. Pero en estas tierras volcánicas todavía quedan algunos rincones por descubrir, playas alejadas de la masificación donde relajarnos, desconectar y sentir la paz del lugar.
Playa de Benijo (Tenerife)
Una de las playas más espectaculares de toda la isla de Tenerife es la de Benijo, cerca del pueblo de Taganana. Aquí destaca su ambiente sereno y su despampanante naturaleza, y es que este arenal se encuentra inmerso en el Parque Rural de Anaga, oculta por entre altos y escarpados acantilados.
Playa del Juncal (Gran Canaria)
En el municipio grancanario de Agaete, encontramos la playa del Juncal, al final del recorrido de un barranco. Sus suelos son de piedra y sus aguas tranquilas, ya que, al estar protegida por grandes riscos, escapa de los vientos y las corrientes. Además, es el lugar perfecto para practicar submarinismo, gracias a sus fondos marinos llenos de vida.
Playa de Guayedra (Gran Canaria)
En el Parque Natural de Tamadaba se esconde la Playa de Guayedra. Suele estar muy vacía, ya que para llegar hasta ella hay que caminar casi un kilómetro a través del barranco del mismo nombre, aunque también se pueden hacer los primeros 0,7 km en coche. Esta se extiende a lo largo de unos 200 metros, con suelos de arena negra volcánica y piedras. A sus espaldas, se alzan enormes acantilados rocosos y cubiertos de vegetación.
Playa de Güi-Güi (Gran Canaria)
La playa de Güi-Güi es una de las más aisladas de toda Gran Canaria, ya que para llegar hasta ella tendremos que hacer una ruta de senderismo de 2 horas y media o bien acceder en barco. Eso sí, la recompensa merece totalmente la pena solo por poder admirar sus arenas doradas y darnos un baño en sus cristalinas aguas.
Playa de La Escalera (Fuerteventura)
La remota playa de La Escalera se abre paso en el municipio de La Oliva, en la isla de Fuerteventura. Este enclave tan mágico nos regala un paisaje de naturaleza virgen donde pasar un día prácticamente en soledad. Con 600 metros de largo, solo se puede llegar a ella a través de un sendero de tierra y unas empinadas escaleras que descienden el acantilado.
Caletón Blanco (Lanzarote)
Al norte de Lanzarote, cerca del pueblo pesquero de Órzola, encontramos la playa del Caletón Blanco. El porqué del nombre está claro, y es que cuenta con una arena blanca y limpia como pocos lugares. Además, en la propia playa se han formado espectaculares piscinas naturales de aguas cristalinas entre las rocas volcánicas.
Playa de Nogales (La Palma)
Tras un sendero de medio kilómetros desde un aparcamiento, llegamos a la increíble playa de Nogales, en el municipio de Puntallana. Este lugar tan impactante combina el paisaje volcánico de montaña con el salvaje océano Atlántico: arena negra, altos acantilados y un oleaje que hará las delicias de los surfistas.
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