Franconia: ciudades medievales, castillos históricos y mucha naturaleza en la Alemania en miniatura

Casco antiguo de Wurzburgo con la Catedral de San Kilian.
Casco antiguo de Wurzburgo con la Catedral de San Kilian.
Francesco Carovillano / GNTB
Casco antiguo de Wurzburgo con la Catedral de San Kilian.

Grandes espacios naturales, historia rebosante en cada rincón, ciudades y pueblos medievales con muchísimo encanto... La región de Franconia es un destino perfecto para aquellos que busquen experimentar la verdadera esencia alemana. Esta zona del país germano, que pasa desapercibida entre los turistas, nos espera con una gran cantidad de joyas escondidas, desde sitios declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO hasta una larga tradición cervecera y zonas de campiña.

Pero si por algo es conocida Franconia, es por ser considerada una Alemania en miniatura. Pero, ¿a qué se debe este singular apodo? Un total de 16 áreas componen esta región, cada una con su propia personalidad, como un puzle perfecto donde cada pieza representa una parte de la cultura germana, como una Alemania dentro de Alemania.

Nuremberg: la puerta de entrada

La ciudad más conocida de Franconia es Nuremberg, pero más allá de esta localidad, son muchos los destinos que también merecen una visita. Desde la Oficina Nacional Alemana de Turismo nos recomiendan principalmente Wurzburgo, Bamberg, Bayreuth, Rothenburgo y Coburgo, impresionantes ciudades que nos transportan directamente a la Edad Media tan solo con poner un pie en sus calles.

Casco antiguo de Nuremberg.
Casco antiguo de Nuremberg.
Francesco Carovillano / GNTB

Pero vamos por pasos. La puerta de entrada a la región (por vía aérea) es Nuremberg y, por lo tanto, el punto de partida para visitar el resto de la región. El Castillo Imperial, construido sobre una enorme roca alrededor del año 1200, es la primera parada en esta urbe medieval. De ahí, es imprescindible perderse entre sus calles y visitar el Patio de los Artesanos, la Iglesia de San Lorenzo y la Iglesia de Nuestra Señora.

Una rica cultura gastrómica

La ciudad de Wurzburgo es una joya de la arquitectura barroca. Esta acoge uno de los castillos más bellos de toda Europa, que además es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO: la Residenz Würzburg. Pero esta urbe a orillas del río Meno tiene otras muchas cosas que ofrecernos: la Fortaleza Marieberg, la Catedral de San Kilian o una rica tradición vinícola son solo algunos ejemplos. Los viñedos, de donde salen variedades de vino de gran calidad, se extienden bajo el sol creando un contraste perfecto con los edificios de la ciudad.

Ciudad de Wurzburgo junto el río Meno.
Ciudad de Wurzburgo junto el río Meno.
Francesco Carovillano / GNTB

Por su parte, todo el casco antiguo de la ciudad de Bamberg ha sido declarado Patrimonio Mundial de la UNESCO. Callejones estrechos, edificios medievales y barrocos e influencias románticas conforman este paisaje urbano que es toda una obra de arte. Las visitas que no podemos perdernos son la catedral con sus imponentes cuatro torres, el edificio palaciego de la Nueva Residencia y el antiguo ayuntamiento, que se encuentra en una pequeña isla en medio del río Regnitz. Tampoco podemos olvidar la larga tradición cervecera de la ciudad, con más de mil años de historia. Trece cervecerías locales nos brindan esta bebida perfecta para degustar después de un día de explorar la ciudad.

Vista aérea de la ciudad de Bamberg.
Vista aérea de la ciudad de Bamberg.
Martin Moxter / Westend61

Festivales, museos y mucha cultura

La ciudad de Bayreuth es un verdadero centro artístico y cultural. Su historia está estrechamente ligada a la hija del rey de Prusia, Guillermina, que convirtió el lugar un importante eje del arte internacional desde mediados del siglo XVIII. Ese prestigio se materializó en obras arquitectónicas tan imponentes como la Ópera del Margrave, uno de los teatros barrocos más hermosos del Viejo Continente y Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Además, en la agenda cultural de la localidad se incluyen citas tan importantes como el Summer Night Festival o el Festival Richard Wagner, el evento de ópera más importante de Alemania.

Ópera del Margrave.
Ópera del Margrave.
Julia Nimke / DZT

Rothenburgo es toda una gema llena de sorpresas a orillas del río Tauber. La esencia medieval y renacentista aún se siente en esta ciudad protegida por un anillo de fortificaciones, y es que aquí se cruzan la Ruta Romántica y la Ruta de los Castillos. Además de visitar estas maravillosas construcciones, los visitantes podrán aprender sobre la historia del lugar en centros culturales únicos como el Museo de la Ciudad, el Museo del Crimen Medieval o el Museo de Muñecas y Juguetes.

Calles de Rothenburgo.
Calles de Rothenburgo.
Francesco Carovillano / GNTB

Los visitantes llegan a Coburgo atraídos por sus cuatro castillos, como el Callenberg o el Rosenau, y sus más de 50 edificios modernistas, que le han hecho ganarse el apodo de "la capital secreta del Modernismo". Pero más allá de esto, lo que no esperaríamos encontrar aquí es el festival de samba más grande del mundo fuera de Brasil. Este reúne a alrededor de 250.000 visitantes y 100 bandas de samba cada año durante el segundo fin de semana de julio.

Fortaleza de Coburgo.
Fortaleza de Coburgo.
Andrea Hitzemann / GNTB

Naturaleza desbordante en valles fluviales

Otra forma de conocer la región de Franconia es a través de su naturaleza. En este sentido, desde la Oficina Nacional Alemana de Turismo nos recomiendan dos zonas: "los valles de los ríos Tauber y Altmühl para hacer actividades como rutas en bicicleta o paseos en canoa".

El valle del río Tauber se extiende desde Rothenburgo hasta Wertheim y Freudenberg repleto de viñedos, bosques y prados. Este enclave es perfecto para hacer rutas de senderismo o ciclismo como el sendero Tilman-Riemenschneider. Por otro lado, la ruta de senderismo Wein-Tauber, nos lleva a través de viñedos y nos ofrece la posibilidad de degustar los vinos de la zona.

Valle del río Altmühl.
Valle del río Altmühl.
Michael Neumann / DZT

Por su parte, el valle del Altmühl nos espera con escarpadas formaciones rocosas y verdes praderas ribereñas que envuelven las aguas del río. Aquí, al aspecto natural se suman el cultural, ya que podemos encontrar vestigios de las civilizaciones pasadas que habitaron el lugar, como una muralla romana declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Lo mejor de todo es que se puede llegar a todos los lugares destacados del valle a pie, por una larga ruta de senderismo conocida como la Ruta del Tilo o la Ruta del Peregrino.

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