De barbos y truchas

Si en el Pisuerga los barbos mueren por diezmiles.
Si en el aire de nuestra ciudad las partículas en suspensión han superado su límite tres años consecutivos. Si, juntas o por separado, estas desgracias movilizan a gran parte de la opinión pública es porque son, sin duda, algo más que simples episodios en un mundo irracional y, a mi modo de ver, encarnan la lógica de un excelentísimo al que traen al pairo las responsabilidades que entraña su excelencia.Y es que, aunque no lo parezca, todos estos fenómenos son inmanentes y correlativos, obedecen al mismo protocolo de virulencia y su efecto contaminante incide en mucho más que la salud del cuerpo. El orden secreto de las catástrofes es la inseparabilidad de todos estos procesos que conducen, por otra parte, a la caída en picado de las encuestas. Lo que quiere decir, quizá, que frente al absolutismo de un mandato permanente, estos torbellinos súbitos que llamamos catástrofes son, a fin de cuentas, los que nos preservan de la catástrofe mayor o permanencia.
Mostrar comentarios

Códigos Descuento